La banda de albanokosovares desmantelada ayer por el Cuerpo Nacional de
Policía desmantelada en Madrid, Comunidad Valenciana, Cataluña y Castro
Urdiales (Cantabria) contaba con una amplia red de pisos dormitorio o
de seguridad para acoger a sus miembros y esquivar el control policial.
El grupo estaba «totalmente estructurado» y disponía de contactos en
distintas localidades que buscaban vivienda o acogían a los
integrantes, según indican fuentes próximas a la investigación. Los
delincuentes se distinguían por su gran movilidad; cambiaban de lugar
de residencia en cuanto creían que alguno podía estar 'quemado'.
Sólo en Castro, el pasado martes fueron registrados tres domicilios, en
La Sirena, junto al polideportivo Patxi Torre, y en las cercanías de la
plaza de Toros, donde fueron localizados y detenidos cuatro individuos
en uno, y dos en otro. El tercero estaba vacío. Agentes de los Grupos
de Operaciones Especiales (GOES) y de la Policía Judicial de la Policía
Nacional, en colaboración con la Guardia Civil, decomisaron dinero y
una agenda PDA, fruto al parecer de un robo, apuntaron las mismas
fuentes.
La operación 'Trampolín' es una de las más
importantes desarrolladas en Europa contra este tipo de mafias. Según
desveló ayer en rueda de prensa el director general de la Policía y la
Guardia Civil, Joan Mesquida, el grupo, formado por unas 40 personas,
contaba con dos jefes, uno en Madrid y otro en Valencia, y tenía
conexiones en otros países europeos como Dinamarca y Alemania. Bajo la
cúspide, se situaban distintos subgrupos comandados por lugartenientes
de los jefes máximos.
150 robos
El
grupo de Castro actuaba en Vizcaya y se refugiaba después en la
localidad cántabra. Los artículos robados eran distribuidos casi de
inmediato -se vendían en ciudades españolas y de otros países europeos-
como medida de seguridad. Los investigadores les relacionan con al
menos 150 robos registrados en domicilios, bancos y naves industriales
de nueve comunidades.
Una red de confidentes les informaba
sobre la existencia de posibles viviendas deshabitadas. Una vez
localizado el objetivo, desconectaban las alarmas cortando cables
telefónicos y eléctricos y forzaban rejas o ventanas para acceder al
interior. Cuando encontraban una caja fuerte la reventaban con un hacha
utilizada a modo de polea.
En total, la Policía se ha
incautado de 10.000 euros, cinco automóviles y dos rifles robados,
además de joyas y teléfonos móviles. Se les imputan delitos de
asociación ilícita, tenencia de armas, robo con fuerza, falsedad
documental, receptación y estancia ilegal. Mesquida se limitó a apuntar
que uno de los detenidos es conocido de uno de los asaltantes al chalé
de los Tous.
Extraído de: elcorreodigital.com