viernes. 19.04.2024

Los menores, y sobre todo sus padres, pueden estar más tranquilos gracias a los cada vez más sofisticados dispositivos de vigilancia 'on line'. Micrófonos y 'webcams' hacen que la vigilancia constante de los más pequeños pueda adaptarse a casi cualquier objeto y lugar, sin que nadie lo note. Micros y cámaras en su juguete favorito, videovigilancia en su habitación o 'webcams' en su jardín de infancia, todo pensado para que el bebé nunca esté sólo, aunque él no lo sepa y a veces ni siquiera sus cuidadores.
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La seguridad es un valor en alza para muchas personas, que buscan sistemas no sólo para proteger su intimidad, sino para vigilar ellos mismos. Y el mercado de la seguridad es un mercado que funciona muy bien. Según datos de Aproser (asociación que aglutina las más importantes empresas de seguridad), el año 2002 cerró con cifras una facturación de 2.610 millones de euros, de los que 473 millones correspondieron a sistemas y centros receptores de alarmas y videovigilancia.

Un claro ejemplo de que la seguridad está de moda es la popularización de dispositivos de 'espionaje' en el hogar. Microcámaras inalámbricas y potentes micófonos ocultos pueden clocarse en los lugares más insospechados para controlar lo que pasa en casa. Existen hasta guardianes robotizados domésticos. Y hay un especial interés en conocer posibles riesgos para los más pequeños.

Algo aparentemente tan inocente como un reloj infantil, o un osito de peluche, puede esconder una compleja microcámara capas de enviar a un receptor inalámbrico una señal de vídeo que se puede grabar. Además, se puede conectar un potente micrófono.

La Tienda del Espía, en Madrid, lleva años vendiendo con éxito multitud de aparatos de vigilancia y escucha, algunos de los cuales recuerdan a las películas de James Bond. Precisamente en la tienda, propiedad de Antonio Durán, confirman la importante demanda de dispositivos domésticos para vigilar las actividades del servicio, en especial de las niñeras.

"Las cámaras inalámbricas, tanto sueltas (para esconder donde uno quiera) como ocultas en algún objeto se venden muy bien, hay mucha gente preguntando por estos sistemas", aseguran las vendedoras. Y hay tantos tipos de cámaras ocultas como cabe imaginarse: un tornillo, un botón, unas gafas o un bolígrafo pueden registrar prácticamente todo lo que sucede en una estancia. Otros objetos más indicados para la habitación de los pequeños son los relojes infantiles, una figurita de Snoopy o el osito de peluche, con 'alma' de cables' unos ojos que actúan como objetivos.

Este afán por la seguridad tiene su repercusión en el bolsillo, ya que la tecnología avanzada es, desgraciadamente, cara. Las gafas con cámara cuestan 650 euros y el boli, 811,50. Baratos, en comparación con la cámara-tornillo (con un minúsculo pero eficaz objetivo, y que cuesta 1.300 euros), o el osito-espía, que sale por 1.100 euros.

Estas gafas también ocultan una cámara.

'Webcams' en guarderías

No todas las soluciones de vigilancia 'on line' son eficaces, ya que algunas pueden chocar con el derecho a la intimidad de los menores.

Hace unos años, algunas guarderías anunciaban como un novedoso servicio adicional la colocación de 'webcams' en sus instalaciones, de manera que los padres de los niños y bebés pudiesen contemplar a sus hijos, así como el funcionamiento de los centros, desde cualquier ordenador conectado a Internet. Estas soluciones incluso pueden funcionar en otros ámbitos, como el control de mascotas, las reparaciones de vehículos, o hasta la evolución de los cerdos en una granja.

Inicialmente, la idea era buena, ya que garantizaba una total transparencia de las actividades de las guarderías, algo que es muy valorado después de algunos casos de matratos a niños en centros, como el sucedido entre septiembre de 1996 y abril de 1997 en una escuela infantil en Torrelodones (Madrid). Por aquel entonces, algunas educadoras fueron acusadas (y más tarde condenadas) por maltratar gravemente a 12 niños menores de tres años.

Además, las 'webcams' en las guarderías se consideraban un buen método para que familiares cercanos a los pequeños, como los abuelos, también pudieran disfrutar de las actividades en la escuela infantil desde sus casas a modo de 'espectadores'.

¿Solución, o problema?

No obstante, la solución se convirtió en problema. Pilar Roldán, directora de las escuelas infantiles Osobuco en Madrid (centros pioneros en el uso de 'webcams') afirma que las han desconectado todas este año ante las sugerencias de algunos padres. "Se ofreció este servicio durante tres años para dar confianza a los padres, como una innovación", comenta, "pero ahora las tengo precintadas". El problema: la pederastia 'on line'.

El funcionamiento de estas 'webcams' es simple y seguro en principio: cada padre tiene una clave de acceso, mediante la cual podía conectarse desde cualquier ordenador a la cámara que escogiese para ver a su retoño. Observando una serie de medidas básicas de seguridad (no dar la clave a nadie, mantener el ordenador libre de 'malware', evitar lugares de acceso público...) no tiene que haber temores de que el acceso a estas imágenes puedan ser usadas por redes de pederastas.

No obstante, varios padres dieron la voz de alarma, puesto que algunos habían mandado las claves a los abuelos de las criaturas a EEUU o Argentina, con lo que existía riesgo de descontrol de las propias claves. La directora decidió desconectar las cámaras de forma preventiva, aunque nunca se registró problema alguno.

Y es que en la protección de los más jóvenes la tecnología puede suponer una ayuda inestimable aunque, tal y como dice Roldán, "además del lado positivo también tiene su lado negativo".


Fuente : elmundo.es

Tecnologías para vigilar a los niños