jueves. 25.04.2024

Durante una conferencia en Estados Unidos, tres investigadores del FBI demuestran como son capaces de romper el cifrado WEP con clave de 128-bit de una red inalámbrica en tan sólo tres

minutos.
Las conexiones inalámbricas son un método realmente muy

conveniente para ofrecer acceso a una red sin necesidad de

utilizar una cableado que conecte las estaciones a la red,

como tradicionalmente se ha venido haciendo.


Este tipo de conexión se empezó a utilizar en aquellas

situaciones en la que no era posible tender el cableado dentro

de un edificio o bien se deseaba poder acceder a la red desde

cualquier rincón. Hoy en día, la bajada de precios y la

simplicidad de configuración de los puntos de acceso y las

estaciones de trabajo han popularizado la presencia de redes

inalámbricas de forma que, en muchas ciudades es difícil no

detectar la presencia de las mismas.


Evidentemente la introducción de los puntos de acceso

inalámbrico plantea un serio problema a la seguridad. Con las

redes basadas en cable el primer paso para entrar en la misma

pasa por disponer de acceso al cable, lo que requiere un punto

de acceso físico. Por tanto, en el caso de estas redes podemos

identificar donde empiezan y donde acaban (aunque, todo hay

que decirlo, la complejidad que han ido adquiriendo las redes

en los últimos años muchas veces convierten esta frontera en

algo difuso).


La presencia de una red inalámbrica rompe definitivamente

cualquier presencia de una frontera definida: desde el mismo

momento en que conectamos un punto de acceso inalámbrico a la

red, abrimos la posibilidad de acceder a la misma a cualquier

punto donde llegue el señal. que, dependiendo de la potencia y

las condiciones de propagación son unos cuantos metros (o

decenas de metros a la redonda).


Para evitar que cualquier persona no expresamente autorizada

pueda acceder a la red, los puntos de acceso generalmente

ofrecen diversos mecanismos de seguridad. El más básico

consiste en la identificación de las estaciones autorizado,

realizando un filtrado de las tarjetas que disponen de

capacidad de conexión a través de la identificación de la

dirección MAC. Este es un mecanismo simple de control de

acceso, poco eficiente.


No obstante, el filtrado MAC únicamente es un mecanismo de

control de acceso. No impide que alguien capture el tráfico de

la red e identifique que está circulando a través de la misma.

Cualquier persona con acceso a una red WiFi puede utilizar un

sniffer para capturar el tráfico. De esta forma, cualquier

dato que circule a través de la red puede ser capturado,

siempre desde cualquier punto dentro del rango del señal.

La protección para evitar esta fuga de información es el

cifrado del tráfico de la red WiFi. El mecanismo tradicional

es WEP (Wired Equivalency Privacy), basado en el algoritmo de

cifrado RC4 utilizando claves de diversa longitud (entre 64 y

256 bits). Desde hace tiempo se conoce que WEP es,

básicamente, un mecanismo inseguro ya que se basa en la

utilización de un secreto compartido entre el punto de acceso

y las estaciones que acceden a la red. WEP no ofrece ningún

mecanismo para la negociación de las claves utilizadas para le

cifrado del tráfico.


Desde hace un par de años está disponible otro estándar,

conocido como WPA (Wi- Fi Protected Access) que mejora las

prestaciones de WEP mediante el intercambio de claves, aunque

también permite una modalidad de secreto compartido. El año

pasado se presento la especificación 802.11i (también conocido

como WPA2) que ofrece unos mecanismos fuertes de autenticación

y cifrado del tráfico.


Por si alguien continuaba teniendo dudas acerca de la

seguridad de WEP, tres investigadores del FBI realizaron

recientemente una demostración en directo de una nueva técnica

que permite romper el cifrado de cualquier red en cuestión de

minutos. La demostración práctica consistió en identificar la

clave de 128-bit utilizada por una red en tan solo tres

minutos.


Llegados a este punto, es evidente que el cifrado WEP puede

considerarse como totalmente inseguro. Si el FBI demuestra

públicamente como romper el cifrado en tres minutos, no cuesta

mucho imaginarse que disponen de mecanismos mucho más

avanzados que no revelan. hasta el punto que no sería

descabellado pensar en algún hardware o software que pudiera

romper el cifrado WEP en tiempo real.


Por tanto, en cualquier red inalámbrica por la que circule

cualquier información sensible deben utilizarse mecanismos más

fuertes para el cifrado del tráfico. La alternativa natural a

WEP no debe ser, en mi opinión, ni WAP ni 802.11i. Cualquier

red inalámbrica que requiera cifrado debe utilizar protocolos

fuertes como, por ejemplo, IPSec.



Fuente: hispasec.com

El cifrado WEP (conexiones WIFI) se muestra inseguro