sábado. 20.04.2024

El diputado socialista Martín Berriolope y dos miembros del colectivo contra el puerto deportivo castreño protagonizaron el pasado viernes un incidente que ha concluido con un cruce de denuncias ante la Guardia Civil por un presunto delito de amenazas e injurias.
Los hechos se produjeron el viernes por la noche cuando los implicados se encontraban en la sidrería 'Marcelo', situada en una céntrica calle de la localidad. Ángel María Villanueva y su hermano, miembros del colectivo castreño, estaban en el interior del local, y según cuentan testigos presenciales, en el exterior se encontraba el diputado cántabro con otros conocidos socialistas como Ángel Gil, miembro de la gestora local, y Joaquín Antuñano, ex concejal de Urbanismo y miembro de Sican.

Según la denuncia de Villanueva, Berriolope se dirigió al grupo de personas con los que estaba y, mirando en dirección a los dos hermanos, hizo un gesto con los dedos índice y pulgar a la altura de la frente, «como diciendo que tenían pocas luces, que eran cortos». Según reconoce el portavoz del colectivo ciudadano, al salir del local dejó una moneda sobre una barrica próxima al lugar en el que se encontraba el grupo de Berriolope, un gesto que el diputado tomó como una provocación.

Según el relato que hace Villanueva, al observar el gesto del diputado le preguntó «si no era una provocación el gesto que les estaba haciendo con los dedos en la frente y Berriolope contestó que lo que estoy diciendo es que sois los dos más tontos del pueblo». Esta descalificación, según el promotor del colectivo castreño, le fue repetida en dos ocasiones. Villanueva reconoce en su declaración que respondió al diputado socialista calificándole de «caradura, cerdo y baboso». En ese momento y después de que Berriolope reiterase el insulto de «subnormales profundos», Villanueva replicó al diputado diciendo que «te estás aprovechando porque sabes que no te van a tocar y a más de cuatro les gustaría vernos en El Dueso».

Fuente: eldiariomontanes.es

Cruce de denuncias entre Berriolope y el colectivo del puerto