Una vez más se aprecia la grandeza y realidad de sus paisajes, donde la Cantabria interior se ve magistralmente “retratada”, su saber transformar el contagio de la ciudad, de los núcleos urbanos en general, en obras de arte indiscutible, donde las calles de ciudades y pueblos cobran una vida muy especial y donde las cañadas y los grandes desfiladeros juegan coquetamente con las grandes praderas y los colosales bosques.
Extraído de: elalerta.com