Si hay un municipio en Cantabria que puede presumir de vivir inmerso en
la costa ese es Castro Urdiales. Y prueba de ello es que hoy en día
todavía hay vecinos que viven de la mar y de todo el trabajo que
conlleva esta profesión. En este contexto, hay una labor dentro de la
actividad pesquera que es la de 'adobar el arte de cerco' de los barcos
o lo que es lo mismo arreglar o reparar la redes que se han roto
después de que los barcos vuelven de faenar.
Mercedes Perales, a sus 85 años de edad, es una de las adobadoras o
rederas, ya que se las conoce de las dos formas, más veteranas de
Castro Urdiales. Aunque ya no se dedica a adobar el arte, Mercedes es
muy optimista con este oficio, ya que asegura que «mientras haya
barcos, habrá rederas».
Esta castreña recuerda como hace unos
cuantos años, cuando había cerca de cuarenta barcos en el puerto que
salían a faenar, muchas eran las rederas que se encargaban de adobar el
arte.
«Normalmente era un trabajo familiar, pero cuando
aumentó el número de barcos, creció el número de rederas», asegura.
«Incluso hubo una escuela de adobadoras por el Instituto Social de la
Marina. Yo creo que la única en Cantabria», recuerda Mercedes Perales.
El arte de adobar las redes consistía básicamente en unir esos rotos de
la red con paños, para ello se utilizaba una aguja de madera e hilos de
algodón. «Se armaba el arte en consonancia con el gusto del patrón del
barco. Además, todo los armadores tenían una lonja donde se adobaba,
aunque normalmente esta labor se realizaba en el muelle», apunta
Mercedes.
En la actualidad, Castro Urdiales cuenta con dos
barcos que merecen una especial mención por continuar con esta
profesión: el 'Padre José', que pesca todo el año con artes de cerco y
el ''Albo Puertas', que combina la pesca de cerco con otros oficios
como la pesca del bonito a 'cacea' o la de verdel a 'pulso'.
Presente y futuro
«No
hay futuro para esta profesión. Esto se pierde y la gente ya no aprende
el oficio». Así de claras se muestran Concepción Díaz y Mari Carmen
Quintana, dos de las cinco rederas del 'Padre José' que aún siguen en
activo.
Para estas dos castreñas, el oficio de adobar el arte es
una tarea que normalmente realizan los fines de semana para que el
lunes el barco tenga sus redes en perfecto estado. Con respecto a la
evolución de esta profesión, Concepción y Mari Carmen, aseguran que
únicamente ha cambiado el material. «Ahora el hilo es de nilón y la
aguja de plástico, pero la malla siempre ha sido la misma. Además,
estamos sentadas en alto para estar mas cómodas», sostienen. A pesar de
ello, estas dos rederas castreñas, al contrario de lo que opina
Mercedes Perales, creen que su profesión está en vías de extinción.
«Sólo quedamos nosotras y las Albo Puertas», aseguran.
Extraído de: eldiariomontanes.es