jueves. 18.04.2024

Dicen las estadísticas que la velocidad excesiva está detrás de gran parte de los siniestros que se producen en las carreteras españolas. El problema llega a la hora de enfrentarse a esta lacra. Muchas instituciones optan por reducir el límite de velocidad en los lugares donde se registra una alta siniestralidad. Es el caso de la Jefatura de Tráfico en Cantabria, que restringirá a 100 kilómetros por hora la velocidad máxima de la A-8 en el tramo entre El Haya y Castro Urdiales. Una decisión que algunas agrupaciones de usuarios ponen en entredicho. El Real Automóvil Club (RAC) Vasco Navarro, sin ir más lejos, cree que la situación no se aborda de la manera adecuada por parte de las administraciones.

«Siempre se incide en el exceso de velocidad. Pero el verdadero debate debería estar en cómo hacer que se circule a la velocidad adecuada a las condiciones de la vía, no en la velocidad máxima», censura la responsable del área de movilidad del organismo, Amparo López. El RAC aboga, en este sentido, por realizar una mayor inversión en investigación para lograr «soluciones imaginativas» en materia de seguridad vial. Francia es su ejemplo a seguir. En el país vecino, se instalan carteles que alternan la velocidad límite exigida «de 130 kilómetros por hora a 80» en función de las condiciones climatológicas.

Al igual que el colectivo de conductores, el PP vizcaíno no cree que la decisión de Tráfico de reducir la velocidad máxima en el tramo cántabro de la autopista que limita con el territorio histórico sea «la más acertada». El juntero popular Jesús Isasi asegura que el factor determinante de la mayor parte de los accidentes es la lluvia. «No es lo mismo circular por la A-8 un día lluvioso que uno seco», insistió. Por eso, Isasi cree también que sería más conveniente «habilitar unos paneles para establecer límites de velocidad móviles en función de la climatología».

Criterios técnicos

En base a los cálculos de la Guardia Civil, en la zona se han registrado 89 accidentes de cierta entidad en los dos últimos meses. Unos datos que han estado en el origen de la decisión de la Comisión de Tráfico y Seguridad Vial. «No es algo caprichoso ni improvisado, sino que se basa en los criterios técnicos aportados en dicha comisión», contesta el delegado del Gobierno en Cantabria, Agustín Ibáñez. El dirigente recordó al Partido Popular vizcaíno que, en la actualidad, existen señales que recomiendan a los conductores circular a 90 kilómetros por hora en condiciones de lluvia. Algo que, según Ibáñez, «no ha logrado atajar los siniestros en la zona».

Juan María Lersundi conoce el tema al dedillo. Fue director de Tráfico del Gobierno vasco y, en su día, le tocó lidiar con otra medida impopular: la reducción a 80 kilómetros por hora de la velocidad máxima permitida en la A-8 entre los túneles de Malmasín y Barakaldo. «Se hizo un estudio muy riguroso y consideramos que era la decisión más adecuada, aunque algunos me pusieran a parir», rememora Lersundi, que ahora ejerce de delegado de la asociación Stop Accidentes en Euskadi. Pese a todo, el ex dirigente cree que el tiempo le ha dado «la razón». Prueba de ello es que «se ha reducido la siniestralidad» en una zona con una gran afluencia diaria de vehículos. La dirección actual de Tráfico del Ejecutivo autónomo eludió valorar la medida «al tomarla otra Administración y fuera del País Vasco».

Extraído de: elcorreodigital.com

Cuestionada la eficacia del limite de velocidad en la A-8 entre El Haya y Castro