Las obras del primer parking público de Castro generaron controversia mucho antes de iniciarse. Costó casi cuatro años que arrancaran, y al desarrollarse en pleno corazón del municipio, los vecinos y comerciantes tuvieron que mentalizarse: los trabajos sacudirían su día a día durante 18 meses.
Las máquinas empezaron a trabajar el pasado 31 de enero en el parque de Amestoy, el emplazamiento elegido para acondicionar 922 plazas de estacionamiento subterráneo. Para reducir al máximo las molestias, el muelle de Don Luis se convirtió en un estacionamiento provisional para 100 vehículos. Sin embargo, esta solución no ha convencido a la asociación de comerciantes de Castro (Asocas). «Ese espacio se queda pequeño, y hay que buscar alternativas. Ya se aparcaba mal antes, pero ahora con las obras es peor. Además, el continuo tráfico de camiones aleja a la gente de los comercios de la zona», sostiene Luis Mangas, presidente de la plataforma que, junto a los hosteleros, han remitido una queja al Ejecutivo regional.
Ante estas protestas, el Ayuntamiento estudia abrir a los vecinos las plazas de aparcamiento del colegio Barquín y cambiar el sentido de circulación en el paseo Ocharan Mazas y la avenida de la Constitución. «La ideas es que la gente entre a Castro por esa zona para aparcar primero allí y evitar que lleguen tantos coches al centro», explicó el primer teniente de alcalde, José Miguel Rodríguez. Pese a ello, el Consistorio sostiene que el problema «es la falta de información sobre los espacios donde se puede estacionar», por lo que iniciará una campaña para indicar los lugares disponibles.
Por su parte, los residentes en la zona más afectada, la Avenida de la Constitución, están «cansados de tanto ruido, polvo y camiones». Además, temen la llegada del verano. «Será un caos», alertan.
Extraído de: elcorreodigital.com