Marinel Mitre habla un correcto castellano a pesar de vivir en España
desde hace sólo siete años. Lo único que le delata es el acento. En
realidad, la barrera idiomática la derribó hace tiempo y eso le ayudó,
«entre otras muchas cosas», a enamorarse de Castro Urdiales. «Soy un
castreño más y eso es un motivo de orgullo», proclama. Dejó las tierras
de Drácula, «procedo del norte de Transilvania», y acabó en la parte
más oriental de Cantabria, previo paso por Málaga.
Este rumano de 38
años, casado y con dos hijos -de 10 y 14 años-, figura en las listas
electorales del PP. Es el candidato número diez, demasiado lejos para
aspirar a una concejalía. A pesar de ello, destila un optimismo que
rebosa entusiasmo. «Me gusta contribuir a que las cosas mejoren. En el
trabajo siempre he cumplido, como el que más, pero si no estás en la
política no puedes ayudar a la gente». Una respuesta sencilla al porqué
de su implicación política.
Mitre, que se gana el pan en la construcción, no ha elegido el PP por
azar. Según cuenta, cada mañana encontraba «un montón de propaganda
electoral» en su buzón de correo, «pero ningún partido decía nada de
los inmigrantes». Los populares, sí. «Fueron los únicos que se
interesaron por los extranjeros que residen en Castro y nos dieron la
oportunidad de participar activamente en la vida política del pueblo».
Él la abrazó con fuerza. «Es muy importante que nos integremos en el
sitio donde vivimos. No vale sólo con venir, trabajar y ganar dinero.
¿Hay que implicarse!».
Si su partido gana, Mitre tiene claras
sus prioridades municipales. «Habría que mejorar las infraestructuras
-aquí ya no puedes aparcar-, construir un hospital -para que la gente
no tenga que ir a Laredo- y habilitar un centro de ocio para los
jóvenes. A mi hijo de 14 años no le voy a mandar a un bar; necesitamos
un espacio para la juventud».
Extraído de: elcorreodigital.com