sábado. 20.04.2024

Han transcurrido más de cuatro meses desde que se celebró el pleno de investidura y los hechos y actitudes que han venido sucediéndose desde entonces en el Ayuntamiento de Castro Urdiales no han conseguido sino reafirmarme en las primeras reflexiones que trasladé a mis vecinos, en mi primera comparecencia ante los medios de comunicación, como candidata a la Alcaldía por el PSOE.

Mantuve entonces que, previo a cualquier planteamiento sobre el presente y el futuro que queremos para nuestra ciudad y sus ciudadanos, antes de desplegar nuestro programa sobre urbanismo, educación, políticas sociales.... materias todas ellas vitales para lograr el bienestar de cuantas personas residen, viven y nos visitan, resultaba, a mi juicio, necesario y urgente que cuantos acudíamos a la cita electoral tuviéramos claro que lo primero que teníamos que conseguir era ganarnos el respeto de la ciudadanía porque sin ese respeto, difícilmente podríamos caminar en pro de un nuevo tiempo para Castro. La sorpresa y el estupor ante las formas de constitución del nuevo gobierno municipal, la falta de participación y diálogo en los asuntos municipales que hemos venido padeciendo desde los bancos de la oposición nos han puesto en el ojo de un huracán que si no sabemos contener y cambiar de rumbo no traerá más que problemas, y acrecerá el sentimiento de frustración de los ciudadanos que, una vez más, verán como siguen sin solucionarse sus problemas.

En este escenario desalentador hemos conocido el dictamen emitido por la Comisión de expertos del Pacto Antitransfuguismo que declara tránsfuga a quien ocupa la Alcaldía de Castro. Más allá de las interpretaciones torticeras y faltas de todo sentido democrático que algún personaje quiere realizar de sus contenidos, no puede sino confirmarse que al frente de nuestro Ayuntamiento tenemos a un alcalde tránsfuga que no sólo ha traicionado a sus entonces compañeros de partido sino que con su actitud pone en riesgo valores democráticos que tienen que ver con algo tan necesario en la política como la ética, la dignidad, el trabajar por estar a la altura de las importantes funciones sociales que los representantes locales deben, debemos, desempeñar.

Los tristes hechos sucedidos en el curso del último pleno municipal ponen, otra vez, de manifiesto que es urgente cambiar las actitudes y aptitudes de quienes detentan el gobierno municipal para los que parece que todo vale y que son capaces de jugar no sólo con los sentimientos de una familia sino de acusar a los representantes del resto de formaciones políticas de poner obstáculos a la atención sanitaria de una niña.., ¿cabe mayor vileza? Castro necesita recuperar su dignidad y quienes hemos sido elegidos como representantes de los ciudadanos somos responsables de buscar y encontrar los caminos para que tal encuentro se produzca porque está en juego la credibilidad en la institución municipal. Y yo me pregunto ¿ alguien puede sostener, de verdad, que es posible conseguir tal objetivo si no somos capaces de poner sentido común en la vida pública municipal?

Ni un día más con un alcalde tránsfuga. No nos lo podemos permitir. En caso contrario tendrán razón quienes han venido sosteniendo que Castro no tiene remedio y yo me revelo contra tales agoreros porque Castro tiene el remedio que queramos darle, sólo hace falta voluntad, generosidad y decisión. No nos merecemos tanto despropósito. Seamos serios y responsables, miremos hacia delante y busquemos una solución.

Extraído de: eldiariomontanes.es

MARÍA JESÚS ESTEBAN / Carta abierta