sábado. 27.07.2024

Fernando Muguruza, alcalde en funciones de Castro, abandona la política para retomar su actividad como médico porque no le han dejado «ninguna opción». Tras el varapalo sufrido en las elecciones municipales, el comité local del Partido Regionalista Cántabro ha aceptado su dimisión. Él se muestra «dolido» con algunos miembros del PRC y se siente incomprendido por los ciudadanos, que a su juicio «no han valorado» su gestión al frente del Ayuntamiento y han apoyado a los verdaderos «crispadores».
-A pesar de que hace sólo cinco meses le reeligieron cabeza de lista del PRC, el comité local de su partido le da ahora la espalda. ¿Se siente dolido?

-Sí, es amargo ver que concejales apoyados por mí para ir en la lista y absolutos desconocidos en los que he confiado no hayan compartido conmigo nada de la responsabilidad del fracaso electoral, sino que asuman que la culpa es mía al 100%.

-¿Por qué cree que le han retirado el apoyo?

-Según Alodia Blanco -secretaria general del PRC en Castro- las órdenes venían de Santander. Es evidente que he sido un alcalde muy incómodo para el Gobierno regional porque he sido muy reivindicativo con las necesidades de Castro y crítico con determinados consejeros.

-De los componentes del tripartito, usted y Salvador Hierro, líder de IU, han sido los más perjudicados. Sin embargo, el PP se ha salvado de la quema.

-Creo que el ciudadano cree que parte de la crispación ha sido responsabilidad de Hierro y mía. Pero nosotros lo único que hemos hecho es dar la cara.

-Se culpa del revés sufrido por el PRC en las elecciones.

-No me culpo, pero asumo la responsabilidad. Ha habido un progreso en la ciudad en estos cuatro años y los ciudadanos no quieren abrir los ojos a esa realidad y no han valorado el importante trabajo realizado por el tripartito ni lo difícil que era mantenerlo. Sin embargo, sí han valorado el ataque que, bajo un disfraz, han ejecutado algunas asociaciones deportivas, culturales y sindicales, cuyo único interés era hacer daño político en beneficio del PSOE.

-¿Esos casi 1.000 votos menos no son un reproche al alcalde?

-Sí. Esa pérdida es dolorosa porque creía que merecía haber subido de votos. Los vecinos creen que la crispación la he generado yo, cuando la han generado otros que me han acusado a mí.

-¿Se siente incomprendido entonces por los ciudadanos?

-Si, claro, pero acepto el resultado. He dado todo lo que podía por Castro y sólo si no lo hubiera hecho podría bajar la cabeza. Desde el momento en que no tengo el apoyo ciudadano, del comité local ni del regional, eso significa que no tengo carisma ni soy el líder adecuado. Ante eso, no hay otra salida que dejar que sea otro el líder.

La herencia del PSOE

-¿Deja un Castro mejor que el que cogió hace cuatro años?

-Sin ninguna duda. Ha mejorado en multitud de aspectos que para mí son evidentes. Lamento que para los ciudadanos no lo sean. Lo triste es que las siglas (PSOE) que durante doce años nos condujeron a una situación deplorable sean quienes van a ejercer el poder usando ese Ayuntamiento saneado. Ese mérito es del tripartito.

-¿Le han pasado factura los escándalos urbanísticos?

-La gran expansión se produjo durante los doce años de socialismo y gracias a un Plan General aprobado por ellos. En estos cuatro años los desarrollos han obedecido a que había que ejecutar ese plan y yo no puedo evitarlo, es una ley.

-¿Se va con la conciencia tranquila?

-Claro, creo que he hecho lo que tenía que hacer, pero es muy difícil hacer todo el trabajo, venderlo bien y además explicarte sufriendo acoso político.

-Echando la vista atrás, ¿volvería a reeditar el tripartito? Muchos ven en su artificialidad el origen de la inestabilidad de los últimos años.

-Sí, sin ninguna duda. Inestabilidad no ha habido porque se ha llegado al final de la legislatura. Con el resultado de 2003 no había otra opción. La sensatez y el sentido común nos llevaba a formarlo.

-¿Ha sentido en alguna ocasión que el Ayuntamiento se le iba de las manos?

-No, en ningún momento. Es triste ver cómo todas las sentencias que me han implicado, como la del ex interventor y el secretario, que me acusaban intentos de secuestro y de haber hecho 'mobbing', me han dado la razón a mí. Esos problemas, que han sido el sustento de la crispación, se han resuelto a mi favor y, a pesar de ello, los ciudadanos le dan la razón a la otra parte.

-¿Cuáles son sus cábalas de cara a los pactos postelectorales?

-Creo que es lógico que la orden dada desde Santander para que pacten PRC y PSOE les obligue a ello, máxime cuando yo ya no estoy.

-Ellos niegan que fuera una de las condiciones para aliarse.

-Ya, pero uno puede creérselo o no.

Extraído de: elcorreodigital.com

«Los vecinos de Castro creen que la crispación la he generado yo»