De las 22.785 personas que componen el censo electoral de Castro
Urdiales, más de 8.000 son vizcaínas. Conscientes del notable peso que
los 'nuevos castreños' más numerosos del municipio tendrán en los
comicios de este domingo, todos los partidos políticos les han dedicado
algún guiño en sus programas. La inmensa mayoría trata de conseguir su
apoyo mediante la promesa de una mejora de los servicios sanitarios y
educativos, a fin de que estos nuevos residentes no tengan que
desplazarse al País Vasco para visitar al médico o escolarizar a sus
hijos. Les ofrecen una ciudad plenamente autosuficiente.
Desde 1996, el padrón castreño ha ido sumando vecinos naturales de
Vizcaya, Álava y Guipúzcoa hasta rebasar los 10.800. La gran mayoría ha
escogido esta localidad costera como lugar de residencia por motivos
económicos, familiares o políticos. Las viviendas son más asequibles y
la proximidad geográfica entre ambas comunidades permite hacer uso del
municipio como ciudad dormitorio. Aún así, se calcula que el censo sólo
refleja la mitad de los 'nuevos castreños' de origen vasco, ya que
muchos se resisten a empadronarse. No quieren perder los privilegios
que la sanidad y el sistema educativo vasco ofrecen.
Candidatos vizcaínos
La
creciente presencia vizcaína en la localidad se ha dejado sentir
también en las propias listas electorales. Ningún partido lleva menos
de tres candidatos naturales del territorio vecino, y las hay que están
compuestas básicamente por ellos, como es el caso del Conceju Cántabru
-cabeza de lista incluida- o el Grupo de Trabajo.
A sabiendas de
que el deficiente servicio sanitario del municipio es uno de los
factores que más dificulta la calidad de vida y que supone un freno
para los empadronamientos, uno de los puntos comunes en los programas
es la puesta en marcha del segundo centro de salud -e incluso de un
tercero- y la construcción de un hospital.
Muchos padres
vizcaínos no se censan porque se ven obligados a cruzar la frontera
para escolarizar a sus hijos. Las cinco colegios, el par de institutos
y las dos guarderías municipales no dan de sí para los casi 60.000
habitantes 'reales' que soporta Castro. Así, otra de las promesas más
repetidas es la ampliación de la red municipal de escuelas públicas.
Sobre todo, en lo que a guarderías se refiere.
Si hace años los
fuedos vizcaínos por excelencia fueron Ostende y Urdiales, hoy lo es el
barrio de Cotolino. Muchos de los residentes en la zona son parejas
jóvenes con niños pequeños que reclaman centros educativos de 0 a 3
años y más aparcamientos. Sabedores de esta circunstancia, la mayoría
de los candidatos han acudido allí a ofrecer mítines en compañía de
políticos vascos.
Otro guiño casi calcado entre todos los grupos
políticos hace referencia al transporte. Y es que un buen número de
vizcaínos se desplazan a diario al territorio vecino para ir a
trabajar. Las propuestas van desde implantar un autobús lanzadera a
Muskiz y otro que enlace con el metro de Portugalete hasta un tren a
Bilbao.
Extraído de: elcorreodigital.com