19 de julio de 2006, 2:22
Castro Urdiales no es únicamente un rincón para disfrutar del sol y la playa. La localidad costera atesora gran número de restos históricos, uno de cuyos máximos exponentes es la Iglesia de Santa María. El templo encabeza una larga lista de construcciones de indudable valor cultural en la que no pueden faltar la ermita de Santa Ana, algunas calles del casco antiguo o el puerto pesquero. En muchos de ellos, el paso del tiempo y la falta de cuidados han hecho mella, según ha denunciado la asociación Cantu Santa Ana.
Los responsables del grupo han remitido una carta al alcalde castreño, Fernando Muguruza, y al presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, en la que advierten del «deterioro constante» que sufre «el conjunto histórico-urbanístico» de la localidad costera. «Algunas de las calles más emblemáticas, como San Juan, Nuestra Señora u 11 de mayo, en las que se encuentran edificios de los siglos XVI, XVII y XVIII, presentan un estado lamentable», alertan en la misiva.
La situación de «abandono» se extiende, según Cantu Santa Ana, a «buena parte de las infraestructuras portuarias». «La dársena, del siglo XVI, de piedra de sillería y muelles en forma de martillo, ha sufrido diferentes parcheos que han introducido elementos como hormigón o chapas de hierro que no encajan con la estética de los elementos originales», critican. Precisamente, el puerto de Castro «es uno de los pocos de sus características que aún quedan en la cornisa cantábrica». Más grave es aún la situación de la Iglesia de Santa María, que sufre el mal de la piedra, y de la cercana ermita de Santa Ana.
«Como un azucarillo»
En el primer caso, el Gobierno de Cantabria prometió hace más de un año un plan director para su rehabilitación que aún no ha llegado. Esculturas, bajorelieves y capiteles del emblemático templo, «están casi totalmente difuminados». Además, «las piedras del campanario y las escaleras se desmoronan como un azucarillo», advierte el grupo ciudadano.
La iglesia del peñón, por su parte, «ha sufrido recientemente una nueva agresión», desvela la carta. «Junto a su base, -en el marco de las obras de rehabilitación del entorno portuario-, han levantado una caseta que supone una agresión al conjunto histórico e incluso dificulta el acceso a Santa Ana, cuya estructura presenta piedras sueltas y resquebrajamientos en la fachada», detallan.
El delegado de Medio Ambiente y Patrimonio Arqueológico en el Ayuntamiento de Castro, Juan Tomás Molinero, ha reconocido la grave situación. No obstante, el edil recuerda que los problemas «no son nuevos».
«Me parece bien que surjan este tipo de asociaciones, pero la destrucción de elementos históricos se ha venido cometiendo de hace 30 años para acá. Es curioso que ahora, que por primera vez hay una concejalía que trabaja en materia de conservación, salga un grupo de este tipo», critica Molinero, quien admite que para hacer más cosas, «habría que aprobar los presupuestos».
Fuente: El Correo