viernes. 26.04.2024

Salvo Castrodigital, la Asociación Ciudadana Otro Castro Es Posible, y

varios ciudadanos que expresaron su opinión en uno de los foros de

Muchocastro.com, nadie, ni en Castro Urdiales ni en Cantabria, ha

movido un dedo para salvar de la demolición el edificio nº 26 de la

calle de la Ronda. Así se demuestra el amor que en este municipio se

tiene por el patrimonio histórico: en pocos días habrá desaparecido de

nuestra vista este edificio, y en poco tiempo más quedará borrado de

nuestra memoria.
Sin embargo, este edificio tendrá un lugar en la bibliografía local.

Resulta paradójico que en la Guía de Arquitectura Urbana de Castro

Urdiales, publicada al auspicio de la 1ª Bienal de Arquitectura

Leonardo Rucabado y Eladio Laredo, en la página 32, se reproduzca una

foto de este edificio, para señalar justamente la importancia de la

arquitectura ecléctica de la segunda mitad del siglo XIX, en el que

justamente la calle de la Ronda, y en especial este edificio, es

muestra del eclecticismo burgués más culto y elaborado. Así lo

reconocieron los redactores del Plan General aprobado en junio de 1997

que le incluyeron en la ficha A-30 del Catálogo de Protección de

Patrimonio Arquitectónico y Arqueológico, y sobre el que, de acuerdo

con las normas urbanísticas del Plan General, “sólo podían admitirse

obras de restauración y consolidación”.



Ahora va a ser demolido

con la autorización del Ayuntamiento, y en su lugar se construirá un

edificio de ocho plantas. Se preguntarán ustedes ¿cómo es posible que

un edificio tan reseñado y tan protegido sea objeto de tan triste

destino? Enseguida lo entenderán.

No voy a detenerme ahora en la

defensa de los valores patrimoniales e históricos de este edificio, no

toca, ya es demasiado tarde. Pero si voy a explicar lo que a mi me ha

parecido uno de los disparates jurídicos más osados que se han

producido en los últimos años, y fíjense que se han producido muchos.

Que

a mi me conste tan solo ha habido dos edificios descatalogados desde

que se aprobó el Plan General, es decir, desde hace diez años, éste de

La Ronda y el Edificio París. En este último caso, se procedió mediante

una modificación puntual, con las garantías que ofrece ese

procedimiento, incluida la información pública y demás; y el objeto no

era la demolición sino la introducción de modificaciones en la cubierta

y la inclusión de una planta más, actuaciones que si bien pueden ser

discutibles, al menos nos han dejado un edificio con una fisonomía que

recuerda al Edificio París. Sin embargo, en el caso que nos ocupa, para

demoler el edificio de la Ronda y sustituirlo por un nuevo edificio de

ocho plantas, ha bastado con un escrito de uno de sus antiguos

propietarios, y la vergonzosa aquiescencia de algunos técnicos y

políticos.

En septiembre de 1.997, bastante después de haber

finalizado el plazo para reclamar, una de las copropietarias del

edificio presentó un escrito, sin fundamentación en derecho, es decir,

una chapuza de escrito que alguien se tomó la frivolidad de calificarlo

como recurso ordinario y en el que se solicitaba la descatalogación del

edificio nº 26 de la calle de la Ronda. A nadie se le ocurrió pensar

que el escrito en cuestión nada podía reclamar pues había sido

presentado fuera de los plazos legales para ello. Sin embargo, el

asunto debía llevar buenas apoyaturas pues, aunque parezca increíble,

el Consejo de Gobierno de Cantabria de 14 de mayo de 1.998 acordó

estimar el denominado “recurso” justificando tal medida en que el

Ayuntamiento había mostrado su conformidad con la petición formulada.

Obviamente,

y como suele suceder en materia de urbanismo, los ciudadanos castreños

no nos enteramos de que se ha producido esta descatalogación hasta que

el cartel de la obra de CONILSA S. L. nos anuncia la inminente

construcción de viviendas y locales. Castro Digital se hizo eco de la

demolición en febrero de 2006. Desde entonces la Asociación Ciudadana

Otro Castro Es Posible interpuso escritos al Ayuntamiento (el 20 de

marzo y el 12 de abril de 2006), a la Comisión Regional de Urbanismo y

Ordenación del Territorio y a la Consejería de Cultura (el 20 de marzo

de 2006), y al Consejo de Gobierno de Cantabria (el 11 de abril de

2006), al que se instaba a la revisión de esta descatalogación por

considerarlo un acto nulo de pleno derecho. A diferencia de lo sucedido

con los propietarios, ninguno de estos escritos fue contestado por las

administraciones señaladas, dando muestra , una vez más, de que algunas

administraciones están mucho más cerca de los grupos que defienden

intereses privados que de los colectivos que defendemos intereses

públicos.

Naturalmente antes de solicitar la nulidad, la

Asociación Ciudadana Otro Castro Es Posible quiso saber sobre qué

fundamentos se apoyó el Ayuntamiento para justificar algo tan

sorprendente como una descatalogación de un edificio protegido por su

propio Plan General, o dicho de otra manera, ¿qué serios argumentos

históricos y arquitectónicos justificaban que tan solo unos meses

después de proteger un edificio se enmendara tal decisión para permitir

que fuera demolido?

¿Argumentos? Ninguno. Nada de nada. No

existe ningún expediente, ni documentación sobre esta cuestión en el

Ayuntamiento, y la que hay en la Comisión Regional de Urbanismo, no

contiene ni informe, ni resolución de Pleno, ni de Comisión de

Gobierno, ni siquiera el asunto fue tratado en Comisión Informativa.

Llegó a correr el bulo incluso de que el edificio se descatalogada

porque una sentencia judicial ganada por los propietarios así lo

resolvía. Falso. Nada de eso. Ni informes técnicos, ni jurídicos, ni

leches. El edificio se ha descatalogado simplemente por la cara. Cuando

el Consejo de Gobierno de Cantabria dice en su acuerdo, que “el

Ayuntamiento mostró su conformidad”, no es cierto. Se ha consumado una

descatalogación de un edificio protegido sin informes, ni resolución de

órganos de gobierno, ni información pública, con un escrito

extemporáneo, hecho por alguien sin legitimación… en fin, un disparate.

Para colmar aún más las irregularidades que contiene este asunto diré

que la nueva ordenación que se proyecta en lugar del viejo edificio de

La Ronda se ha aprobado mediante un proyecto de compensación y de

urbanización que plantea además de la demolición, la construcción de un

nuevo edificio, el cambio de alineaciones de la calle, la eliminación

de una calle peatonal y de espacios de libres, usos todos ellos

aprobados por el Plan General. Creo que se ha vulnerado gravemente la

Ley del Suelo de Cantabria que obliga en estas condiciones en las que

se produce un cambio en la calificación de los usos del suelo y de la

volumetría edificatoria, hasta el punto de cambiar radicalmente toda

una manzana del centro de la ciudad, a que se tramite mediante una

Modificación del Plan General (art. 83 de la ley 2/2001 del Suelo de

Cantabria).

¿Fundamentos para descatalogar este edificio? Los

que explican que diez años después de que empezara a maquinarse este

asunto, se demuela un valioso edificio que estorbaba para consolidar

una suculenta operación inmobiliaria en el centro de la ciudad.

Ni

la triste historia de desvaríos contra el patrimonio arquitéctónico de

Castro; ni la protección que ofrece un instrumento como el Catálogo del

Plan General; ni mucho menos, la vacía retórica de una bienal dedicada

a ensalzar la arquitectura local; ni por supuesto, las molestias que

nos hemos tomado muy pocos castreños… han servido para salvar de la

demolición un edificio protegido de la calle de la Ronda.

Y no

lo olviden, si quieren deleitarse con la buena arquitectura local,

tiene el edificio de la calle de la Ronda nº 26 en la página 32 de la

Guía de la Arquitectura Urbana de Castro Urdiales.


Juantxu Bazán

Extraído de: www.otrocastro.com

Ha comenzado la demolición del edificio protegido de la calle de La Ronda nº 26