viernes. 29.03.2024

Tras una noche de excesos calóricos y alcohólicos, de uvas y cotillón, en el día 1, ese que para muchos ni existe en el calendario por el estado físico en el que se amanece, el protagonista por excelencia es la resaca.
Como todos los años, las urgencias se han visto colapsadas el día de Año Nuevo por las intoxicaciones etílicas, pero si no se ha llegado a ese extremo, estos son algunos consejos para sobrellevar este día de dolor de cabeza, ardor estomacal y promesas de "no volveré a beber nunca más".
Toma una dieta depurativa. Nada de hartarse a comer las sobras del cordero y los langostinos de la cena de fin de año. Espárragos, carne y pescados a la plancha, o un caldito de verduras, te ayudarán a reponerte.

Bebe mucho agua. La falta del líquido elemento en nuestro organismo es la causante del dolor de cabeza y la sensación de sed que nos invade en este estado. Hay que reponer los líquidos perdidos por la ingesta de alcohol.
La vitamina C es muy buena, de ahí que siempre se haya recomendado beber zumo de tomate.
Para el dolor de cabeza, algo en lo que jamás habrías pensado: aspirina.
Duerme y descansa. Una buena siesta lo cura todo.

Una receta de la abuela para la resaca: mezcla lechuga, kiwi y pomelo en la licuadora y beberlo todo relajadamente hasta que remita el temporal. Como habíamos dicho, la vitamina C es nuestra mejor aliada.

Combatir la resaca con alcohol no es conveniente. El refrán "un clavo con otro clavo" es mejor no aplicarlo en este estado. Lo que lograremos es paliar la resaca prolongando la borrachera, pero tarde o temprano, el dolor de cabeza volverá a aparecer.

PREGUNTAS Y RESPUESTAS SOBRE LA RESACA

¿Por qué tengo flojera al día siguiente?
Cuando bebemos alcohol en exceso nos baja la cantidad de azúcar en la sangre. Esto es porque el etanol, principal componente del alcohol, acelera la transformación del glucógeno (sustancia de reserva que se encuentra en el hígado y que se encarga de almacenar azúcar) en glucosa. Esta glucosa recién producida se elimina muy rápidamente, lo que hace que nos sintamos tremendamente débiles y cansados.


¿Y la tremenda sed?
Lo primero que pensamos cuando nos levantamos con 'resacón' es en llegar hasta el grifo. Y es que el alcohol deja fuera de combate a una hormona antidiurética que controla el nivel de líquidos en el cuerpo ordenando al riñón que reabsorba agua de la orina. Nuestro riñón entonces empieza a eliminar más agua de la que tomamos, por lo que el organismo la busca en otros órganos y nos provoca esa sensación extrema de sed.


¿Quién está amartillando mi cabeza?
La principal consecuencia de que el riñón elimine tanta agua es la sensación extrema de sed pero, además, la búsqueda de agua en el organismo hace que las membranas que recubren el cerebro (las meninges) pierdan líquido. Al reducirse la cantidad de agua se dilatan los vasos sanguíneos para intentar que nuestro cuerpo recupere el equilibrio y llevar más líquido al cerebro. Esta dilatación produce el terrible dolor de cabeza.


¿Y los ardores de estómago?
Quizá lo peor de todo sea la batalla gastrointestinal que se forma tras la borrachera. En el estómago, aunque en dosis controladas aumenta las secreciones ricas en ácidos y mejora la digestión, el etanol en exceso irrita y provoca erosiones en la mucosa y las paredes estomacales, lo que puede desencadenar una gastritis.

La primera promesa del año: ''no volveré a beber''