La asociación de amigos de la historia y de la mar 'Cantu Santa Ana' de
Castro Urdiales ha remitido un escrito al presidente regional Miguel
Ángel Revilla (PRC), y al alcalde castreño Fernando Muguruza (PRC),
para transmitirles que, desde este colectivo, «se ve con intensa
preocupación el deterioro constante de buena parte del conjunto
histórico artístico y urbanístico de la ciudad».
La asociación cultural pide a los responsable regional y local que
«tomen las medidas oportunas para adecentar la zona más visita de la
localidad». Desde esta asociación de vecinos se quejan de la falta de
respeto al legado histórico del municipio y hacen especial hincapié en
el conjunto histórico artístico monumental. Sobre todo inciden en la
iglesia Santa María que se haya en peligro de ruina. Hay que recordar
que el templo gótico padece el mal de la piedra. 'Cantu Santa Ana'
denuncia en su escrito que los elementos estructurales básicos para el
sostenimiento de la iglesia están en peligro de derrumbamiento. La
fachada y exteriores se encuentran inundados de vegetación.
Y
añaden que, «el campanario y escaleras de piedrase desmoronan como un
azucarillo. Esculturas, bajorrelieves y capiteles del recinto religioso
están completamente difuminados». El colectivo critica, también, que el
Peñón de Santa Ana está abandonado y junto a la ermita, se ha
construido una caseta de hormigón que es «una agresión al conjunto
artístico». Opinan los vecinos que el castillo faro parece de nuevo
cuño.
«Los torreones y murallas no se parecen en nada al
edifico militar medieval», denuncian. Desde la asociación cultural se
denuncia «la total falta de respeto a buena parte de las
infraestructuras portuarias, la dársena del siglo XVI, el rompeolas y
los muelles auxiliares del XIX que han sido parcheadas, a posteriori,
sin respetar sus diseño». «El rompeolas está en un estado deplorable de
conservación», añaden. También se lamentan del estado de algunas de las
calles más emblemáticas del casco antiguo como Nuestra Señora o los
callejones de La Atalaya con el peligro de la pérdida irreparable de
edificios de los siglos XVI, XVII y XVIII, que allí se ubican».
Extraído de: eldiariomontanes.es