
El club Lance Power ha demostrado, una vez más, su firme crecimiento y consolidación en el panorama del atletismo cántabro, dejando su impronta en el Campeonato de Cantabria Sub 14, Sub 16 y Sub 18 en la disciplina de lanzamiento de martillo, celebrado los días 1 y 3 de mayo en las instalaciones de La Albericia, en Santander. Con solo cuatro atletas participantes, cada uno en una categoría distinta, el club ha logrado un resultado sobresaliente: cuatro medallas y un nuevo récord autonómico, confirmando que trabajo, pasión y entrega son sinónimo de éxito.
Categoría Sub 14 Femenino:
En la categoría Sub 14, la joven atleta Lyra Arozamena Rodríguez, la más pequeña del grupo, deslumbró con una actuación memorable. No solo se proclamó campeona de Cantabria en el lanzamiento de martillo de 3 kg, sino que además batió en dos ocasiones su propio récord regional, alcanzando una marca final de 38,20 metros. Este logro la posiciona líder del ranking nacional en su categoría, un mérito excepcional que habla del talento precoz, la técnica depurada y la madurez competitiva que Lyra demuestra a pesar de su corta edad. Su rendimiento ha sido fruto de un proceso constante, guiado por su compromiso, disciplina y una motivación innata por superarse día a día. El futuro del martillo femenino nacional tiene en Lyra una promesa brillante.
Categoría Sub 16 Masculino:
En su primera temporada con Lance Power, el joven Alejandro Barquín Calvo, natural de Hazas de Cesto, se enfrentó al campeonato con apenas tres meses de preparación específica en la disciplina de martillo de 4 kg. Su evolución ha sido tan rápida como impresionante. Con un lanzamiento de 28,13 metros, logró superar su marca personal y se alzó con un merecidísimo tercer puesto en el podio, colgándose la medalla de bronce en una categoría altamente competitiva. Alejandro ha demostrado que, con constancia, humildad y actitud, se puede avanzar a pasos agigantados. Su progresión augura grandes cosas para el futuro inmediato.
Categoría Sub 18 Femenino:
Elena Díaz Laza, representante del club en la categoría Sub 18 femenina, conquistó la medalla de plata con un lanzamiento de 32,60 metros con el martillo de 3 kg, mejorando su marca personal. A pesar de quedarse cerca del oro, tan solo un lanzamiento la separó del primer puesto—, Elena demostró que la perseverancia y la pasión pueden con todo. Su resultado cobra aún más valor si se considera que sus entrenamientos han sido limitados, debido a la dificultad de compaginar su preparación con otras exigentes actividades extracurriculares. Aun así, su espíritu competitivo y capacidad de concentración la llevaron a brillar en la pista. Elena se mostró satisfecha con su rendimiento, pero con hambre de más, dispuesta a seguir creciendo y volver aún más fuerte en la próxima cita.
Categoría Sub 18 Masculino:
El actual referente del club, Marco Arozamena Rodríguez, volvió a destacar con una actuación imponente en la categoría Sub 18 masculina, donde se coronó campeón de Cantabria gracias a un lanzamiento de 52,09 metros con el martillo de 5 kg, mejorando también su marca personal. Su constancia y su carácter competitivo lo han llevado a posicionarse entre los mejores del ranking nacional, consolidándose como una de las figuras más prometedoras del panorama juvenil.
Marco vive el atletismo con intensidad y pasión. Ser campeón autonómico representa para él una recompensa, pero también una responsabilidad: seguir creciendo, seguir mejorando. Esta temporada, más exigente por tener que medirse a nivel nacional con atletas un año mayor, supone un nuevo reto que afronta con ambición. Su objetivo está claro: volver a proclamarse campeón de España, sabiendo que el camino será duro, pero confiando en sus capacidades y en la preparación que le respalda. Marco no compite solo por medallas, compite para dejar huella.
Fuera del círculo de competición, pero muy presente en el alma del equipo, el atleta Sub 23 Enrique Radu Pascal Andelovic vivió este campeonato desde la distancia, no con los pies en la pista, pero sí con el corazón en cada lanzamiento de sus compañeros. Una intervención quirúrgica urgente el pasado viernes, destinada a extirpar un quiste que, aunque parecía leve, resultó incompatible con el esfuerzo físico, le impidió participar en el Campeonato de España Universitario, celebrado en Madrid el 3 de mayo. Su ausencia fue sentida, pero su espíritu estuvo más presente que nunca.
Enrique, con más de ocho años de dedicación al lanzamiento de martillo, ha construido una carrera marcada por la perseverancia, el sacrificio y la mejora constante. Sus marcas personales, ya consolidadas en torno a los 50 metros con el martillo de 7,260kg, hablan de un atleta sólido, curtido en la disciplina y con un nivel técnico que lo sitúa como una figura de referencia en su categoría. Pero lo que verdaderamente lo define es su determinación inquebrantable: su voluntad de volver más fuerte, de seguir entrenando con el alma y de batir no solo récords, sino también límites personales, físicos y mentales.
Lejos de rendirse, Enrique ha convertido este revés en una nueva meta. Su compromiso es total, su enfoque claro: recuperarse, regresar y avanzar más lejos que nunca. Con una actitud ejemplar, se muestra ya impaciente por regresar al círculo, con más ganas que nunca de demostrar que la verdadera fuerza de un atleta no siempre se mide en metros, sino en carácter, constancia y corazón. Su historia inspira, emociona y recuerda que los campeones también se forjan en los días más difíciles.
Así concluye esta jornada inolvidable para Lance Power, lo vivido este fin de semana en La Albericia no es solo una suma de medallas, marcas y podios. Es, ante todo, el reflejo de un proyecto que crece desde el esfuerzo silencioso, la dedicación diaria y la pasión compartida. Es la prueba palpable de que en Lance Power se cultiva mucho más que fuerza física: se forjan valores, se construyen sueños y se despiertan vocaciones. Cada atleta que pisa el círculo de lanzamiento lo hace con el peso del martillo en las manos y con la fuerza de una comunidad entera empujando desde atrás.
Aquí no se trata solo de ganar, sino de superarse, de levantarse tras cada caída, de lanzar más allá del límite que ayer parecía inalcanzable. Cada historia de este equipo es un testimonio de coraje, humildad y perseverancia. Y cada éxito individual lleva consigo el esfuerzo invisible de los entrenadores, las familias, los compañeros, y todo un entorno que cree firmemente en el poder transformador del deporte.
Desde las primeras categorías hasta la élite Sub 23, Lance Power sigue construyendo un camino firme y esperanzador, consolidando un modelo que apuesta por el trabajo bien hecho, el crecimiento integral del atleta y el amor incondicional por esta disciplina. El martillo, más que una herramienta de competición, se convierte aquí en un símbolo de carácter, identidad y propósito.
Y lo mejor, sin duda, está aún por lanzarse.