viernes. 26.04.2024

Horas antes, muchos habían perdido la esperanza de ver con vida al

castreño, que ama el mar hasta la médula. Además el profesional del

buceo, practica el submarinismo con un club en su localidad y además

-como el lunes- practica pesca deportiva.

Testigos

presenciales le vieron el lunes dos veces: a las 17,30 y a las 18,30

horas. La primera en unas rocas en Ontón. La segunda, cerca del punto

donde fue encontrado.


Ruta habitual


La odisea comenzó el

lunes cuando salió a las cuatro de su domicilio castreño, y recorrió,

como más tarde relató a EL DIARIO MONTAÑÉS, su ruta habitual. Aparcó en

Ontón, y bajó -vestido ya con el traje de neopreno- por la costa. Entró

al agua por la zona de detrás de la empresa Derivados del Flúor, peinó

a pulmón la costa hasta Saltacaballos e incluso la playa de Dícido, de

Mioño y regresó a pie por la costa todavía vestido de buzo y con

calzado deportivo. Fue entonces cuando cayó en una sima de las viejas

minas de mineral, en el trazado del antiguo ferrocarril, un agujero de

unos 20 metros de profundidad, de difícil acceso que ya se ha tragado a

tres personas, según explicaba el jefe de Bomberos de Sepisma, Manuel

Santamaría.


El anterior vecino que cayó en la sima fue

localizado porque, antes de caer, perdió el teléfono móvil. Alguien que

pasaba por allí lo oyó sonar y contestó a las preguntas del dispositivo

de rescate. Pero el ertzaina no llevaba teléfono.


El

dispositivo que ayer por la mañana peinó la costa castreña ha sido el

más amplio que se pueda recordar en un rescate. Policía Vasca, Guardia

Civil y buceadores de ambos cuerpos, Protección Civil y bomberos de

Castro Urdiales, Salvamento Marítimo, y el jefe de emergencias local,

Javier López, coordinaron su búsqueda por mar, tierra y por aire.

Participaron dos helicópteros. y en tierra estuvo una ambulancia

medicalizada, coordinada por SOS Cantabria.


Los miembros del

club deportivo al que pertenece el pescador submarino también querían

participar en la búsqueda en el agua. Los profesionales les

recomendaron que no lo hicieran. Movidos por la impotencia, sus amigos

se sumaron al dispositivo con prismáticos y caminaron por toda la costa

desde Mioño hasta Ontón.


Zona muy peligrosa


El agujero

por el que se despeñó el ertzaina tiene cerca de 20 metros de

profundidad, con una caída inicial vertical que termina en tobogán. La

zona se ha cobrado ya tres víctimas y el jefe de Emergencias, Javier

López, aseguraba que «el sitio se señaliza con un cordón policial y una

valla con candados, pero los pescadores y senderistas lo retiran y

descerrajan para pasar. Luego pasan cosas así».


La brigada de

montaña de la Policía Autónoma Vasca y Protección Civil de Castro

Urdiales localizaron al castreño. A las once de la mañana, un

helicóptero recogía en Saltacaballos al buceador para llevarlo al

hospital vizcaíno de Galdácano. F. C. se mantenía en pie, consciente y

orientado, con la mano derecha hinchada y herida, el hueso a la vista y

una posible fractura de meñique. También presentaba dos contusiones en

el cráneo. Él mismo se había practicado un torniquete en la muñeca para

evitar que los rasguños sangraran y se había entablillado el dedo con

su calcetín de neopreno.


Antes de ser evacuado del acantilado, el ertzaina contestaba las

preguntas que, durante horas, habían rondado por la cabeza de amigos,

familiares, y compañeros. El fusil submarino de pesca y una red estaban

en el suelo con su única presa, una faneca. El herido permanecía

consciente, de pie. «Bastante he estado tumbado allí en el hoyo»,

comentaba.

-¿Cómo sucedió todo?

-Volvía

a pie hacia el coche, haciendo la ruta de siempre. Caí por ese hueco,

rodando casi 20 metros. Perdí el reloj, así que no sé la hora que era,

pero calculo que sobre las siete y cuarto de la tarde del lunes.

-Qué pensaba mientras estaba tumbado en el fondo de la sima?

-Primero

me quedé inconsciente. Luego calculé los metros por los que había

caído. cada poco pedía ayuda ¿Ni sé las veces que grité socorro!

-El lunes por la noche cuando le buscábamos ¿oyó nuestras voces?

-No.

Hacía señales de socorro con la linterna de buceo. Intenté subir dos

veces y en una ocasión ascendí seis metros. Perdí la noción del tiempo.

Oí los motores, no las voces. No pensé que eran barcas de rescate. Creí

que amanecía muy pronto, pero eran las luces de los equipos de rescate.

-¿A quién vio primero cuando le encontraron?

-A un hombre vestido de rojo (uniforme de la policía vasca).

-¿Qué piensa uno en estas circunstancias?

-¿Imagínate.

Se te pasa de todo por la cabeza! Casualmente, había visto la semana

pasada un documental de un hombre que moría, tras caer a un foso. Ni sé

las veces que os he llamado a todos, diciéndoos donde estaba,

mentalmente.

-¿Está bien?

-Tengo el meñique de la mano

derecha roto y otro dedo mal (enseña una mano brutalmente hinchada). Me

hice un torniquete para evitar desangrarme por las heridas.







Fuente y fotos: eldiariomontanes.es

Ertzaina rescatado en Saltacaballo: «Pedí socorro muchas veces»