viernes. 19.04.2024

Cuatro largos años han tenido que pasar desde que en octubre de 2006, tras un convenio comunal entre la vecindad del edificio y la familia del desaparecido Lino Dogén Bilbao, el Mudo, como cariñosamente se le conocía en el municipio, decidieran cerrar las puertas del inmueble y la Peluquería Lino para su total restauración. Hoy, 1 de octubre de 2010, por fin, la familia de Lino vuelve a sonreír tras ver cumplido su sueño de poder abrir de nuevo las puertas de la peluquería, tras mucho tiempo de imprevistos y contratiempos.


En principio, el tiempo de restauración estaba previsto que durara 14 meses, pero la crisis en este País le iba a jugar una mala pasada a la familia de Lino. La empresa encargada de la restauración del inmueble daría en quiebra pocos meses después de iniciada la obra, lo que dejaría en la estacada a vecinos y propietarios de la peluquería. Aquí empezaba el verdadero calvario de una familia dedicada en cuerpo y alma a su trabajo, el oficio de peluquería.

Esta familia por aquel entonces, alquiló un local de unos quince metros cuadrados para habilitarlo como peluquería, justo al lado del edificio en restauración, mientras durase la obra. Al creer que solo duraría 14 meses no les creo ningún problema pagar el alto precio del alquiler, pero los problemas empezaron cuando la empresa les dejo tirados con la obra prácticamente patas arriba.

Pasaron muchos meses hasta que por fin otra empresa retomo la restauración del edificio y pudo acabar esta obra faraónica, no sin antes tener problemas con la instalación de electricidad y alcantarillado por no encontrar personal para su ejecución. Problemas que se veían añadidos con la ocupación de la vía pública por silos de cemento y contenedores para el escombro. Hasta en una ocasión fueron denunciados por el Ayuntamiento castreño por tener un contenedor sin tapar en la vía pública, causa del viento reinante aquel día, que se llevó el toldo.


La Peluquería Lino fue fundada por Lino Dogén Bilbao en 1939, justo al finalizar la Guerra Civil Española. Con él, un empleado para ayudarle en las labores correspondientes. En 1941 entró a trabajar a su servicio su primo, Víctor Laza Bilbao, hoy en día jubilado, quien se hizo cargo del negocio tras el fallecimiento de Lino.

Hoy 1 de octubre, los hijos de Víctor Laza Bilbao abren de nuevo las puertas de la peluquería a sus entrañables clientes de toda la vida. Ayer jueves, abrieron las puertas a las 8 de la tarde para obsequiar con un pequeño refrigerio a todos los que por la peluquería se acercaron.


La Peluquería Lino vuelve a abrir sus puertas tras cuatro años de imprevistos