jueves. 18.04.2024

La iglesia de Santa María de Castro Urdiales, declarada Bien de Interés Cultural (BIC) en 1931, es una de las pocas representaciones góticas que aún perviven en la comunidad vecina. Buque insignia del conjunto histórico de la localidad, el templo, que data del siglo XIII, lleva ya cinco años esperando la aplicación de un plan de rehabilitación que ataje su progresivo deterioro. Y es que esta 'joya' padece el 'mal de la piedra' -diagnosticado en 2003- y acusa una cierta deformación estructural. Tras muchos años de inactividad, el proyecto para salvar la iglesia ya ha sido elaborado, pero aún no se ha aplicado 'de facto' por parte de las administraciones.

El Ministerio de Cultura y el Gobierno de Cantabria aún no han firmado el convenio que determinará las actuaciones concretas, por orden de urgencia, a realizar por cada departamento. Es más, el Ejecutivo regional no ha contemplado partidas económicas para la aplicación del plan director en 2009. Según los cálculos municipales, el coste de la rehabilitación integral del templo rondaría los seis millones de euros. Mientras, la degradación de Santa María sigue su curso y las críticas vecinales arrecian. También el Ayuntamiento ha mostrado su preocupación por la falta de avances en reiteradas ocasiones.

Por su parte, el equipo de expertos que elaboró el plan director, la empresa vizcaína Labein, advierte que «es importante intervenir cuanto antes». Cecilia Hugony, arquitecta especialista en conservación del patrimonio e integrante del grupo que analizó el estado de la iglesia, califica su estado de «preocupante» y asegura que el grado de degradación del templo es «espectacular». De un lado, según explica Hugony, la nave central de Santa María tiene una importante deformación estructural. En concreto, los muros laterales presentan «un desplome de varios centímetros». No obstante, y pese a lo que pudiera parecer, la iglesia no corre el riesgo de derrumbarse. Afortunadamente, sus cimientos se han acomodado en un «cierto equilibrio» con el paso del tiempo.

Zonas «irrecuperables»

Más «peligros» conlleva y más inquietante es el avance del 'mal de la piedra' que se le detectó a la iglesia hace un lustro. Esta enfermedad provoca que las piedras que forman la iglesia se vuelvan «arena». Salvo la fachada, el resto del templo está sometido a una progresiva degradación. Sobre todo, en la zona más alta, el alzado que da al puerto, la cubierta y la parte exterior de las bóvedas. «La piedra arenisca que compone la iglesia no es adecuada para el ambiente agresivo en que se encuentra. Su cercanía al mar se traduce en mucha humedad y está muy expuesta a los cambios de temperatura», apunta Hugony.

«Está muy erosionada, hay zonas irrecuperables», se duele Ibón Álvarez, guía del templo desde hace más de once años. Por eso, Álvarez considera fundamental llevar a cabo una «primera intervención en el exterior para quitar la humedad de las piedras», incluso antes de que las administraciones marquen los pasos para la rehabilitación integral del templo. El experto es consciente de que se trata de una obra compleja en la que habrá que invertir mucho tiempo y dinero. «Es un saco sin fondo. Hay mucho que hacer y se debe tener en cuenta el enclave en el que está. Es inmejorable a la vista, pero le perjudica», indica.

Labein propone «consolidar» la estructura de la iglesia y «recubrir las piedras más afectadas con mortero». Pese a que los remedios están ya planificados, parece que no será, al menos, hasta 2010 cuando comiencen los trabajos. «Ha aguantado muchos años y puede aguantar uno más», señala Hugony.


Extraído de: elcorreodigital.com

Templo de arena