jueves. 25.04.2024

«Tengo una enfermedad crónica. El estrés y la falta de sueño me hacen polvo y tengo que tomar antinflamatorios. Me ha pegado un brote por culpa de las fiestecitas». Este es el testimonio de María Carmen Rucabado, una de las vecinas de la Plaza del Ayuntamiento que se ha quejado por los «molestos ruidos» y las vibraciones de los conciertos que se celebran en la plaza que, aparte de «no dejar dormir, está afectando a la estructura y cimientos de nuestras viviendas, que en algunos casos superan los doscientos años de antigüedad».

En concreto, este colectivo de vecinos (que han reunido unas 75 firmas) han registrado una queja en el Ayuntamiento en la que aseguran que con motivo de las fiestas de la Semana Grande y el Coso Blanco y los diferentes conciertos que se han celebrado, los cristales de sus edificios y los suelos de sus casas «han vibrado como si de un temblor de tierra se tratara».

«Tener una conversación en las habitaciones que dan a la plaza, en las terrazas y comedores de bares y restaurantes, así como ver la televisión resultan imposibles porque no se oye. Ni qué decir tienen de la imposibilidad de conciliar el sueño o el reposo», señalan los vecinos.

Además, aseguran que este tipo de conciertos y actuaciones siempre se han realizado en otros lugares donde no afectan a un vecindario próximo, como la plaza de toros, el polideportivo municipal, la playa de Ostende, la Atalaya, etc. «No se puede dormir. O nos vamos a casa de un amigo o la de mis suegros, porque si no no dormimos», señala Yara, otra vecina afectada.

Patrimonio en peligro

Sobre las consecuencias de la vibraciones que los conciertos provocan en los edificios, los propios vecinos han consultado con un arquitecto que les ha asegurado que «esa persistente vibración y temblor a que son sometidos unos edificios del casco viejo que pertenecen al Patrimonio Histórico-Artístico, sujetos a protección oficial, puede provocar serios y graves daños en su estructura.

Y es que algunos propietarios de estos pisos afirman que tienen los amplificadores y altavoces a menos de 10 o 15 metros de sus ventanas y balcones. Además, algunos de ellos, dada su avanzada edad necesitan reposo y sueño para su salud.

Por todo esto, los vecinos de esta plaza y sus inmediaciones piden al Consistorio municipal que subsanen estos «graves atentados contra la salud del vecindario y los edificios» buscando lugares adecuados para los conciertos y verbenas. Todo ello, con el fin de no tener que recurrir a otras instancias para subsanar daños irreversibles susceptibles de posibles indemnizaciones.

«La pesadilla de los conciertos»

El origen de este malestar entre los vecinos de la plaza del Ayuntamiento y sus alrededores se encuentra en la multitud de conciertos, actuaciones y representaciones que se celebran tanto en la Semana Grande como en el Coso Blanco. «Esto es una pesadilla. Durante las fiestas hemos soportado a razón de dos o tres actuaciones diarias con los preámbulos de preparación, afinamiento de instrumentos y ensayos durante el resto del día. Momentos en que el volumen se duplica», aseguran.Y es que en durante las fiestas de Castro ha habido de todo: grupos de heavy-rock, heavy-metal, el grupo Dover, Dj Alberto, ABBA Revival, etc. Una serie de actuaciones que han hecho pasarlo bien a mucho pero no tanto a otros.

Extraído de: eldiariomontanes.es

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