Las buenas condiciones meteorológicas durante el pasado año 2006 y la
celebración del Año Jubilar Lebaniego han propiciado un aumento de
turistas para el sector hostelero en Cantabria y también en Castro
Urdiales. Pero no todo han sido buenas noticias como nos ha comentado
el hostelero Tomás Sánchez Lombraña, un lebaniego afincado en la
localidad desde hace más de treinta años y que es propietario de la
discoteca 'Safari', en la zona de copas. Sánchez Lombraña es además
vicepresidente de Pubs y Discotecas de la Asociación Empresarial de
Hostelería de Cantabria.
-¿Cómo afecta a los empresarios castreños la Asociación Empresarial de Hostelería de Cantabria?
-Les
afecta de una forma genérica en lo que a la hostelería se refiere
porque tocamos todos los apartados. Tenemos asistencia jurídica, fiscal
y de atención. Tenemos todos los servicios que conlleva la hostelería a
través de la asociación. Además podemos disponer de cualquier
información directamente, que es lo que hacemos. Mantenemos contacto
directo con los asociados a nivel de toda la comunidad. Ante cualquier
necesidad que surja a cualquiera de nuestros asociados será tratada y
se resolverá a través de nuestra asociación.
-¿Los asociados tienen buena predisposición a atender lo que dice la asociación?
-Dentro
de este gremio, en el que por desgracia estamos luchando y seguimos
luchando, nos cuesta dar un paso. Lo bueno es que el número de
asociados crece.
-¿Qué balance se puede hacer del año pasado en Castro Urdiales?
-Hemos
cerrado el 2006 teniendo en cuenta que el consumo por cliente ha bajado
mucho con respecto al año anterior. Ya en 2005 también ocurrió, pero
este año se ha pronunciado más debido a lo que todos sabemos, al
problema adquisitivo. Ha bajado también por otros motivos, por ejemplo,
en casa cada vez hay más comodidades. La sociedad de consumo nos ha
quitado el apartado del ocio.
-Sin embargo, la población ha aumentado.
-Así
es. Está suplementado por ese gran incremento de la población. En
definitiva, nosotros tenemos que hacer más esfuerzo, trabajar más, para
ganar lo mismo. Este año hemos tenido dos factores fundamentales. La
climatología este año nos ha acompañado, se ha extendido mucho el
verano y eso ha permitido que la gente salga más. El otro factor se
debe al Año Santo Jubilar Lebaniego. Esta promoción tan importante que
ha hecho el Gobierno de Cantabria nos ha repercutido de alguna manera
también.
-Pero el Año Jubilar Lebaniego termina esta primavera.
-Sí,
pero nos han prometido desde la Consejería que habrá otras promociones
para fomentar el turismo en Cantabria. Es importante que la promoción
continúe de alguna manera.
-¿Las previsiones para el presente año?
-De momento seguimos con la misma base, es decir, seguir unidos en Castro Urdiales porque cuatro ojos ven más que dos.
-¿La buena meteorología durante las pasadas navidades ha ayudado a la hostelería?
-Sí.
Ha sido de alguna manera una compensación del bajo consumo por cliente.
Esta ha sido una de las razones por las que hemos cubierto las
previsiones.
-¿Qué tiene que hacer la hostelería en Castro Urdiales para resurgir?
-Estamos
con ideas que debemos compartir con la Concejalía oportuna del
Ayuntamiento. Comerciantes y hosteleros estamos en contacto y hemos
tenido alguna reunión para, entre todos, aportar ideas y llegar a un
buen fin. En el apartado del ocio es más difícil porque debemos motivar
a la gente para que salga de casa.
Fines de semana
Conseguir que la gente salga de casa parece sencillo, pero cada vez es
más complicado. Tomás Sánchez Lombraña, vicepresidente de pubs y
discotecas de la Asociación Empresarial de Hostelería de Cantabria
ofrece posibles ideas para conseguir esto. «Cuando digo sacarles de
casa, digo montar actividades que satisfaga a toda la gente».
La
población que se acerca a Castro Urdiales los fines de semana y
especialmente por la noche, está disminuyendo gradualmente. «La gente
se está concienciando de que no puede conducir cuando ha bebido
alcohol», señaló.
Por otro lado, esta situación, aunque parezca
contradictoria, beneficia a la hostelería castreña. «Nuestra población
es lo suficientemente amplia para que la hostelería pueda sobrevivir.
Los castreños tampoco van a otros lugares y por lo tanto se quedan en
la ciudad».
Extraído de: eldiariomontanes.es