sábado. 20.04.2024

El vecino de Baracaldo que confesó haber propinado 18 puñaladas a un

taxista en Castro Urdiales hasta causarle la muerte en el mes de abril

de 2005 podría ser condenado hasta 26 años de prisión después de que el

Jurado popular que le juzga rechazara anoche que actuó influido por el

consumo de las drogas.
Los nueve miembros del tribunal llegaron ayer a la convicción unánime

de que Gabriel G. C., de 36 años de edad, sabía lo que hacía y era

plenamente consciente de sus actos cuando en la mañana del 8 de abril

de 2005 asestó, «por sorpresa y con gran fuerza», hasta 18 puñaladas al

taxista Miguel Macías, dos de ellas mortales.

El procesado

admitió en el juicio que fue él quien blandió el arma y mató al

trabajador, pero alegó en su descargo que estaba «pasado» de cocaína,

circunstancia que le hizo perder el control sobre sus actos, y que su

único objetivo cuando atacó al taxista era el robo. Con esta

declaración su abogado construyó la defensa en base a la alteración que

produjo en su conducta el consumo de cocaína, y con este argumento

trató de convencer al Jurado de que debía eximir al procesado de toda

responsabilidad penal o, al menos, atenuarla.

Pero el tribunal

de legos ha sido implacable y ha declarado que no hay prueba alguna

para considerar que Gabriel G. C. tenía su conciencia y voluntad

afectadas, ni siquiera levemente, por el consumo de droga. Después de

un debate que se prolongó desde las doce del mediodía hasta más allá de

las nueve de la noche, el tribunal considera probado que el 8 de abril

de 2005 Gabriel G. C. contrató en Laredo los servicios del taxi que

conducía Miguel Macías Ocaña.

Cuando llegaron a Castro

Urdiales, el procesado, que se encontraba sentado en el asiento detrás

del conductor, sacó un cuchillo de 11 centímetros de hoja y apuñaló dos

veces al taxista. Éste intentó abrir la puerta del vehículo para huir

sin conseguirlo porque llevaba abrochado el cinturón de seguridad, lo

que aprovechó el procesado para propinar otras 16 puñaladas a la

víctima, que quedó inmóvil mientras se desangraba al volante.

El ataque se produjo de forma sorpresiva y sin mediar discusión previa

y el taxista no tuvo oportunidad de defenderse. las puñaladas se

realizaron con tal fuerza que causaron fracturas óseas y destrozos

musculares muy graves. Consumado el crimen, el asesino registró los

bolsillos de la víctima y se apoderó de 200 euros.

En favor

del reo, los jurados han considerado probado que Gabriel no se resistió

cuando los agentes le detuvieron horas después, a los que reconoció los

hechos y con quienes colaboró al señalarles el lugar donde arrojó la

ropa manchada y el cuchillo.

Tras conocer el veredicto, el

Ministerio Fiscal mantuvo la petición de 24 años de cárcel por los

delitos de asesinato y robo con violencia, pena que la acusación

particular elevó a 26 al estimar que mató con saña.

La

defensa pidió 12 años de prisión para el acusado y pidió al magistrado

que en los próximos días redactará la sentencia que tenga en cuenta el

arrepentimiento apreciado por el Jurado.

Extraído de: eldiariomontanes.es

El jurado declara culpable sin atenuantes al hombre que mató al taxista