martes. 23.04.2024

Ander G.O. tiene 3 años. Es uno de los dos niños de Castro Urdiales que

permanecen ingresados en el Hospital de Cruces (Vizcaya) afectados por

el germen que causó la muerte de una de sus compañeras de guardería. La

niña falleció el pasado 31 de marzo debido a un shock tóxico producido

por un germen conocido como estreptococo.
Aquella

jornada quedará en el recuerdo de la familia del niño como uno de los

días más negros de su vida, «sobre todo para los padres», explicaba

ayer su tía, A. L. a su regresó del hospital de Cruces. En el centro

sanitario, al lado del niño, permanecía su madre, quien en las últimas

semanas ha estado «de guardia permanente» junto a su hijo.

El

pequeño Ander ingresaba en el hospital vizcaíno pocas horas antes de

fallecer su compañera de guardería. La tía del pequeño recordaba ayer,

entre lágrimas, el momento en el que el niño ingresó en el hospital y

las primeras jornadas. «Ingresó sin pulso, sin tensión, casi sin vida,

y durante dos días le daban por muerto. Le llegaron a abrir la tripa

para ver si era algo intestinal», recordaba ayer al tiempo que

destacaba el trabajo del equipo médico. «Se portaron de manera

ejemplar, aunque no apostaban nada por su vida».

Ayer por la

mañana, la tía de Ander regresaba a Castro Urdiales en autobús después

de permanecer durante unas horas al cuidado del pequeño en el hospital.

Muy contenta, como portadora de buenas noticias que era, adelantó a

este periódico que en unos días el más pequeño de sus tres sobrinos

regresará a casa. Su cara, emocionada por la buena nueva, no reflejaba

cansancio por las horas en vela junto a la cama del niño.

Al

igual que en la serie de televisión 'House', en la que un cínico doctor

y su equipo investigan las causas de las extrañas enfermedades que

padecen sus pacientes, el niño castreño fue sometido a muchas pruebas

médicas. Cabe recordar que hace poco más de 30 días presentaba una

situación de fallo multiorgánico, de etiología no aclarada y situación

clínica muy grave.

A.L. recordaba ayer que los doctores no

sabían cual era la dolencia que presentaba su sobrino. Asegura que,

pese a la difícil situación, el equipo medico se comportó de forma

ejemplar. «Han sido muy atentos, haciendo todo lo posible en estas

circunstancias. Se volcaron con Ander y a la familia nos mantuvieron

continuamente informados. Una enfermera, en la madrugada del ingreso,

debía salir a las ocho de la mañana y dobló turno preocupada al ver su

gravedad», explicó la tía de Ander. Para la familia del pequeño

castreño, «la autopsia de su compañera de guardería ha ayudado a salvar

la vida de Ander».

«Ahora ya se enfada, juega, come muy bien y

habla con coordinación», explica la tía de Ander satisfecha. «¿Vamos,

que vuelve a ser él!» . El pequeño quiere regresar a casa «para dormir

con su hermano de 18 años, al que adora. Su hermana también ha sufrido

mucho con su enfermedad», cuenta la familiar del niño.

Temimos lo peor

A

la tía de Ander no le duelen prendas al confesar que en ocasiones todos

pensaron que iba a ocurrir lo peor. Según A. L., los doctores

explicaron a la familia que «se trataba de una bacteria, no recuerdo el

nombre, que infecta la sangre».

Recuerda que durante unos días

vivió «gracias a las máquinas a las que estaba conectado». «¿Daba mucha

pena verle enchufado a todos esos aparatos, tan pequeño! Estuvo sedado

varios días y fue una tortura terrible para la familia», relató ayer la

tía de Ander. Ahora, todos los miembros de la familia de Ander están

muy contentos. Saben que en unos días, y de manera casi milagrosa,

Ander regresará a su hogar sin secuelas.

Hace una semana que

Ander está ingresado en planta. El martes pasado le quitaron la

diálisis y evoluciona favorablemente. Su tía contó ayer que las

enfermeras de la UCI del hospital de Cruces bajan a verle para ver qué

tal evoluciona. Dice también que, en cierto modo, su sobrino es

consciente del estado de gravedad por el que ha pasado pese a su corta

edad.

Durante días A.L ha conversado con otros padres castreños

en el hospital vizcaíno comentado la evolución de los niños ingresados

en el centro médico. La tía de Ander explicó ayer de primera mano que

«el otro niño que está en planta está bien. Creo que se le practicó un

injerto en el dorso de la mano izquierda». Seguidamente aclara que «se

le habían quedado las yemas de los dedos negras. Ahora cicatrizan las

heridas y espera, al igual que mi sobrino, para ser dado de alta,

cuando los doctores lo crean oportuno».

Extraído de: eldiariomontanes.es

«Ander vuelve a jugar y come muy bien»