sábado. 20.04.2024

Al IPC le van a hacer la cirugía estética. A partir de enero de 2006 se quieren modificar aquellos productos y artículos que empiezan a quedarse obsoletos, que tienen un menor peso entre los consumidores y dar entrada a aquellos que, por su demanda, reflejan mejor la realidad del mercado y los hábitos de los consumidores.

El cambio oficial no se producirá hasta 2007, pero se quiere arrancar a partir del próximo año con una base nueva. Tal situación obligará al Instituto Nacional de Estadística a trabajar con dos modelos de IPC, aunque el segundo tendrá sólo efectos de cálculo.

Durante el próximo año convivirán, por tanto, productos de la muestra antigua y los nuevos, para evitar, primero, que puedan producirse distorsiones relevantes con la nueva metodología y, segundo, que el cambio de base no sea tan brusco.

La lubina, el salmón ahumado, los ajos, la piña, las gominolas, los preservativos, los potitos, los cacahuetes, el pacharán, el ron y la cerveza de importación han disparado en los últimos años su consumo en España y pasarán a formar parte de los 500 artítulos estrella que integran el Indice de Precios al Consumo (IPC).

Por primera vez, para hacer el cálculo inflacionario de cada mes, Estadística tendrá en cuenta también lo que cuesta la consulta de un homeópata, la visita a un fisioterapeuta, una operación de cirugía estética o miopía, el precio de una hora de trabajo de una cuidadora de niños, una bicicleta estática -ahora se toman las bicicletas normales-, y algunos tipos de fertilizantes.

La muestra sobre la que el organismo estadístico trabaja actualmente funciona desde 2001, cuando se produjo una profunda transformación del IPC, inalterado desde hacía 10 años. Entonces, el INE decididó que la fórmula se cambiaría cada cinco años para estar más cerca de la realidad y más próximo a los datos que utiliza el organismo de la Unión Europea, Eurostat, a la hora de elaborar el IPC armonizado.

Comportamientos

El dato de inflación refleja la realidad económica del momento. Por tanto, el conjunto de productos que se eligen debe estar lo más próximo posible a las pautas de comportamiento de los ciudadanos. El organismo estadístico se apoya precisamente en los resultados de la Encuesta de Presupuestos Familiares para ver en qué se gastan su dinero los españoles, qué porcentaje destinan a comer, cuánto al ocio, cuánto a compra de vivienda, etcétera.

Por problemas del trabajo, del estrés, de la estructura en sí de la sociedad, los hábitos alimenticios y la dieta de los españoles ha cambiado mucho y obliga a tener que sacar de la muestra productos que tienen menor relevancia.

En el IPC que rige desde hace cinco años salieron, por ejemplo, de la cesta de la compra artículos como el brazo de gitano, la gallina -se come mucho más pollo, pero se hacen menos caldos-, los riñones de cerdo, las alubias... Y se incorporaron, en cambio, las cámaras de vídeo, las limpiezas bucodentales, el coste de una corona dental, el pan integral, las patatas congeladas, las residencias de ancianos, las ITV, los CD grabables, las consultas psicológicas y los detergentes para lavavajillas.

En la nueva base se incorporaron los artículos rebajados. Las rebajas no sólo se aplican a las prendas de vestir, sino también a electrodomésticos y otros utensilios de uso habitual, que obligan a contabilizarse en la inflación. Esta fórmula ha permitido al Ministerio de Economía disponer los meses de enero y julio de un cierto colchón y presentar unas cifras inflacionarias bastante mejores que otros meses.

Las rebajas de 2002 sirvieron entonces de un gran balón de oxígeno para Economía, ya que, gracias a las rebajas, el Gobierno pudo amortiguar el elevado peso inflacionario que provocó la puesta en circulación del euro. Entonces, por el efecto del redondeo, todos los precios tiraron hacia arriba y la inflación se disparó en los primeros meses del año.

Aunque está por determinar, se está pensando en sacar de la nueva base, por ejemplo, la carne de vaca, la leche fresca pasteurizada, el puré de patatas, la ginebra, el vermut, el tejido para confección, la tela para tapizar, la cera líquida para suelos, la estancia en sanatorio, la loción para afeitar y la reparación de televisores.

Está previsto también mejorar tanto la muestra de establecimientos como el número de municipios que se tiene en cuenta. En la actualidad se hacen controles mensuales de precios en 141 municipios para alimentación y 97 para el resto. El sistema se hace a través de agentes entrevistadores del INE en establecimientos y recogida centralizada para productos especiales.

Fuente : elmundo.es

Los preservativos y la cirugía estética entrarán en el IPC en 2007