viernes. 29.03.2024

No es difícil perderse entre los pintorescos vaivenes políticos

acontecidos en Castro Urdiales durante los últimos cuatro años de

legislatura. El actual mapa político de la localidad costera es fruto

de inesperados giros que comenzaron a producirse desde la misma

constitución del equipo de gobierno tras los pasados comicios. Más

tarde, la expulsión de cuatro ediles de dos partidos supuso un nuevo

revés que se tradujo en la pérdida de la mayoría para el ejecutivo

local y desencadenó una crisis sin precedentes en el PSOE.
El punto de partida ya fue, cuando menos, curioso. El PSOE, liderado

por Rufino Díaz Helguera, fue el partido más votado en las pasadas

elecciones y obtuvo 8 concejales. Sin embargo, un sorprendente pacto

entre el PRC, IU y PP, que sumaban 13 ediles -5, 3 y 5,

respectivamente-, dejó a los socialistas en la oposición después de

doce años de gobierno. Así las cosas, el recién nacido tripartito

eligió a Fernando Muguruza como primer edil. La mayoría absoluta

brindó, durante algo más de un año, una relativa calma a la vida

municipal que, sin embargo, no tardaría en desaparecer.

En

diciembre de 2004 el equipo de gobierno sufrió un inesperado revés que

le relegó a la minoría. La expulsión de cuatro corporativos -dos del PP

y dos del PRC- por salirse de la disciplina de voto, dejó al tripartito

con 9 ediles. Primero fue Marta González (PRC), a la que más tarde

siguieron el regionalista Guzmán Miranda, Elisa Dopico y Pedro Revuelta

(ambos del PP). Los disidentes trataron de formar un grupo mixto, pero

el Tribunal Superior de Justicia de Cantabria no se lo permitió. Sin

embargo, los cuatro 'rebeldes' permanecieron en el Consistorio, lo que

supuso una notable pérdida de fuerza para el tripartito, que ya sólo

contaba con 9 de los 21 concejales que forman la Corporación.

Fue

precisamente el apoyo de esos concejales no adscritos lo que daría

luego la mayoría absoluta a los socialistas en abril de 2005 para

registrar una moción de censura contra Muguruza. Pero esta iniciativa

desencadenó una crisis sin precedentes en el PSOE, que expulsó del

partido a sus ocho ediles, entre los que se encontraba el ex alcalde

Rufino Díaz Helguera. Al final, los concejales sucumbieron a la presión

de sus respectivos partidos y la moción fue retirada un día antes de su

debate en el pleno por todos los firmantes. Pero el polémico punto

desencadenó fuertes tensiones y una gran expectación popular. Víctor

Etxebarria y Ana Vélez de Mendizabal -los primeros ediles que se

echaron atrás- fueron readmitidos en las filas socialistas. Uno de los

expulsados, Emilio Cabezas, dimitiría a los pocos días de retirar su

rúbrica de la reprobación contra el alcalde. La representación del

grupo en el Consistorio se completó con Marisa Iturbe, que era la

siguiente en la lista.

Crisis en el PSOE

A

raíz de estos hechos, el PSOE se vio obligado a constituir una gestora

que llevara las riendas de la formación en el municipio a la espera de

recomponer su ejecutiva local. Pero aún faltaba un sobresalto más. Ana

Vélez de Mendizábal y Marisa Iturbe dimitían en octubre de 2005 por la

«imagen de deterioro y división interna» que proyectaba el partido.

Este revés dejó a los socialistas con un único concejal en el

Ayuntamiento hasta que corriese de nuevo la lista. El PSOE ha tenido

que esperar hasta el pasado enero para reorganizar su ejecutiva en

Castro.

Así las cosas, la Corporación ha permanecido compuesta

desde entonces por los 9 ediles del tripartito -PRC, IU y PP-, 3

representantes socialistas y 9 concejales no adscritos -cinco

expulsados del PSOE y los cuatro disidentes-.

Hoy el panorama

político es semejante al de 2003 en lo que a candidatos se refiere.

Salvo el PSOE, liderado en los anteriores comicios por Rufino Díaz, y

cuya lista encabeza ahora Chus Esteban. Aunque el regidor llegó a dudar

de su reelección como candidato por el PRC, finalmente el comité local

le brindó su apoyo. El PP e IU también han renovado su confianza en

Rodríguez y Hierro. Entre las novedades, el colectivo ciudadano Grupo

de Trabajo y la formación nacionalista Conceju Nacionaliegu Cántabru.

El futuro del puerto deportivo, en las urnas

El consejero de Obras Públicas y Vivienda del Gobierno de Cantabria,

José María Mazón, ya lo anunció en septiembre. Su departamento

retomaría el proyecto del puerto deportivo de Castro tras las

elecciones municipales. La razón para retrasar el plan era evitar que

fuera utilizado como «arma política» en los comicios. Y es que pocos

asuntos han levantado tantas ampollas como éste. No obstante, la

polémica sigue latente y el resultado que arrojen las urnas podría

marcar el futuro de estas obras.

La sombra de un fuerte

rechazo vecinal planea sobre el proyecto desde su puesta en marcha hace

tres años. A las 14.000 firmas presentadas contra su construcción hay

que añadir la constitución de una plataforma ciudadana dedicada a

frenar el plan, el colectivo en Defensa de la Bahía, que ha llevado el

asunto a los tribunales. Entre otras cosas, alegan graves perjuicios

medioambientales y la vulneración de la Ley de Costas.

Y la

presión se hizo notar. Aunque el Ejecutivo regional aspiraba a

reordenar el frente marítimo castreño de forma integral, hace año y

medio decidió dividir el plan. Tras el verano se ejecutará el parking

subterráneo del parque de Amestoy, que cuenta con el beneplácito

general. Después le tocará el turno al puerto.

El tripartito

quiere sacar adelante el proyecto. El PSOE, por su parte, apoya el

parking, pero no cree que el puerto sea «urgente». El Conceju y Acuerdo

por Castro lo rechazan de plano.

Extraído de: elcorreodigital.com

El rompecabezas de Castro