jueves. 28.03.2024

Nació en Castro Urdiales el 1 de noviembre de 1864. Con 21 años marchó a estudiar a Madrid y en 1889 regresó con la licenciatura en Arquitectura. Fue uno de los arquitectos cántabros más relevantes de su tiempo, y sus proyectos se extendieron por toda España y por el extranjero. Sin embargo, muchas de sus obras quedaron para siempre en Cantabria, gracias a que aquí comenzó su trayectoria profesional y, desde aquí, proyectó su fama. Se llamaba Eladio Laredo y Carranza (1864-1941) y fue, junto con Javier González Riancho y Ricardo Lorenzo, el arquitecto cántabro más reconocido de todo el siglo XX. En su etapa en la región -después viviría en Madrid y en Santa Cruz de Tenerife-, Eladio Laredo concentró toda su actividad en las localidades de Castro Urdiales y Laredo. A diferencia de Javier González Riancho y Ricardo Lorenzo, jamás firmó un proyecto para la ciudad de Santander Pagó su 'error' con un cierto desdén por parte de la capital, en donde su prestigio no estuvo nunca a la altura de sus méritos.

En Castro Urdiales y en Laredo, sin embargo, su obra fue muy valorada, y hasta es posible realizar un itinerario turístico tomando como puntos de referencia sus edificios más emblemáticos, en especial aquellos de carácter público.

No quedan en pie todos ellos, pero sí muchos de los que proyectó, aunque un buen número de estos hayan alterado sus funciones originales por otras más acordes con la categoría arquitectónica de los inmuebles.

Todos ellos se proyectaron en el corto espacio de tiempo que media entre 1899 y 1914. Después, con la fama bien ganada, Eladio Laredo trasladó sus actividades a Madrid -de hecho se mudó en 1902- y a partir de 1927 a Santa Cruz de Tenerife.

Su estilo arquitectónico, a medio camino entre el historicismo y el modernismo, fue evolucionando con el tiempo y derivó en su etapa final en un cierto 'regionalismo canario', del que además llegó a ser el principal ideólogo. Sin embargo, todas las obras de Cantabria corresponden a su primera etapa y encajan perfectamente en los presupuestos estilísticos de aquella.

Proyectos en Castro

Los proyectos de Eladio Laredo fueron de todo tipo, y obedecieron tanto a la iniciativa pública como a la privada.

En Castro Urdiales, sus viviendas más conocidas fueron la Residencia de Dolores de los Heros -hoy Centro Cultural La Residencia-, el Palacete del General Bazán, el Edificio Royal y, por encima de todo, el conjunto arquitectónico denominado 'Toki Eder', diseñado por encargo del empresario Luis Ocharan Mazas.

Entre los edificios de carácter público, destacan el antiguo matadero castreño -hoy sede de la escuela de música-, el mercado de abastos, los depósitos de agua de El Chorrillo y Sámano, las escuelas de Mioño -hoy sede de la Junta Vecinal-, la rehabilitación y mejora del entorno de la Iglesia de Santa María, el Santo Hospital Civil, el diseño de panteones en el cementerio, la Plaza de Toros y la antigua estación del ferrocarril Castro-Traslaviña.

Desgraciadamente, no todos estos edificios siguen en pié, ya que la estación del ferrocarril fue derruida unos años después de que el 'tren minero' dejara de prestar sus servicios.

Al margen de estas edificaciones, y en una etapa un tanto posterior -entre 1917 y 1926-, Eladio Laredo diseñó también la reordenación del Peñón de Santa Ana y la reforma del entorno del Castillo-Faro. De este proyecto destaca el espectacular puente que comunica Santa María con el Peñón, y que constituye la imagen más característica de Castro Urdiales.

En Laredo, la obra del arquitecto castreño no fue tan extensa. No obstante, algunos de los edificios más emblemáticos de la villa pejina le pertenecen. En este caso, y a diferencia de lo sucedido en Castro Urdiales, todos los proyectos fueron elaborados por encargo de las instituciones públicas.

El mercado de Laredo

El único que se conserva en su estado original es el mercado de abastos de Laredo (1899), construído sobre el antiguo puerto laredano de la Edad Media, en terrenos ganados al mar. Se halla frente al Ayuntamiento, en la entrada a la calle del Paseo.

Otro edificio emblemático de Eladio Laredo es la fachada del antiguo matadero. En realidad, se construyó un matadero completo, pero recientemente fue sustituído por una piscina climatizada, aunque conservando la fachada original.

No se obró con la misma delicadeza a la hora de proceder al derribo de la antigua fábrica de Salvarrey -luego Conservera Laredana- erigida en el año 1907. La fábrica se encontraba en la zona portuaria, colindante con la lonja de subasta de pescado de la Cofradía de Pescadores San Martín. A finales de la década de los 90 fue derribada para construir una promoción de viviendas, indudablemente en uno de los lugares más hermosos de Laredo, con vistas al puerto.

En su lugar, la empresa levantó una nueva planta en el polígono industrial de la Pesquera, pero la vieja fábrica diseñada por Eladio Laredo para la elaboración de anchoa en salazón pasó por completo a la historia. De haberse respetado -total o parcialmente-, la villa pejina conservaría no dos, sino tres muestras de este gran arquitecto castreño que visó todos sus proyectos con el nombre de Eladio Laredo.

De la Casa del Greco a la Expo Universal de Roma

Salvo contadas excepciones, toda la obra cántabra de Eladio Laredo se edificó entre 1889 y 1914. Luego, el arquitecto castreño trasladó su despacho a Madrid, primero, y a Santa Cruz de Tenerife, después. Para entonces, su fama era notable y su prestigio alcanzaba dimensiones nacionales. Fue algo así como el Calatrava o el Moneo de su tiempo, salvando las distancias.

Uno de sus primeros trabajos fue la Casa del Greco y la Sinagoga del Tránsito, en Toledo.

En Bilbao, Eladio Laredo proyectó algunos edificios por encargo de su principal cliente de los primeros tiempos, Luis Ocharan Mazas. Conserva en la capital vizcaína dos notables edificios en la zona de los Jardines de Albia, uno de ellos, y en la calle Ibáñez de Bilbao, el otro.

También se conserva un emblemático inmueble en San Sebastián, erigido en una de las márgenes del río Urumea, e incluso proyectó un balneario para la ciudad estadounidense de Atlantic City.

Pero donde destacó especialmente fue en Madrid, además de en Cantabria. Allí diseñó edificios como el número 1 de la Gran Vía o el Palacio de los Marqueses de Bermejillo -hoy en día sede de la Oficina del Defensor del Pueblo-, así como villas y residencias de todo tipo. Redactó asimismo el proyecto para el pabellón español en la Exposición Universal de Roma (1911) y recibió el encargo para la Expo de Londres, suspendida finalmente por el estallido de la Primera Guerra Mundial (1914-1919). Ello prueba que fue uno de los arquitectos españoles de su tiempo con más renombre, de quien afortunadamente subsiste una amplia obra en Cantabria.
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Ocharan Mazas, su mentor
La trayectoria profesional de Eladio Laredo no podría explicarse sin Luis Ocharan Mazas, el empresario bilbaíno que le encargó sus primeros proyectos de envergadura y, entre ellos, el conjunto arquitectónico 'Toki Eder', en el que la familia Ocharan instaló su residencia en Castro Urdiales, muy cerca del Muelle de Don Luis, que mandó construir él mismo para atracar el barco particular en sus desplazamientos desde Bilbao.
'Toki Eder' es el proyecto más espectacular de Eladio Laredo y está formado por tres elementos: castillo, palacio y pabellón. Se conserva intacto, al sur de la carretera general Santander-Bilbao. Sin duda, es uno de los lugares con más encanto de Castro Urdiales.
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Extraído de: eldiariomontanes.es

El legado cántabro de Eladio Laredo