Todo está preparado para que en Viernes Santo, la ciudad vuelva al pasado y se transforme en un lugar único en el que vecinos y visitantes podrán comprobar en directo el trabajo de las más de 500 personas que recrearán los últimos episodios de la vida de Jesucristo. Durante cuatro horas, miles de personas -en las últimas ediciones se han congregado hasta 30.000 espectadores- siguen los últimos momentos de la vida de Jesucristo como la Última Cena, la oración en el huerto, el juicio de Herodes y el Vía Crucis, entre otros, y que culmina con su crucifixión en La Atalaya.
Respeto.
Pero ese respeto con el que los castreños y visitantes, creyentes y no creyentes, viven La Pasión no se ha gestado de la noche a la mañana. Esta Fiesta de Interés Turístico Regional alcanzará este año su vigésimo tercera edición gracias, entre otros motivos, a la gran aceptación de los vecinos que viven intensamente una representación en la que 20 actores llevan el peso argumental de la obra para que todo salga perfecto.
Un claro ejemplo de cómo se vive en la ciudad La Pasión lo pone Jesús Calera. A sus 81 años, ha dedicado muchos meses de su tiempo libre a realizar una maqueta que contempla once etapas de la vida de Jesús, bajo el lema 'Escenas de Jesús camino del Calvario'. «Para mí, la Pasión o el nacimiento de Jesús es algo que llevo muy dentro. Quiero que esta obra se quede grabada dentro del público para que vivan cada momento de la vida de Jesús», destaca con una ilusión que contagia.
Pero si hay un colectivo que vive por y para que esta celebración siga manteniendo vivo el esplendor actual, ese no es otro que la Asociación Cultural 'Pasión Viviente', encargada de la representación. Su coordinador, Chechu Arozamena, recuerda que la Pasión Viviente de Castro Urdiales nació del sacerdote Luis Campuzano 'Sandalio' que unió a un reducido grupo de personas «que lo echó a andar».
Nadie se esperaba que 23 años después, la Pasión Viviente se convirtiera en un 'paso' obligatorio de la Semana Santa..
Extraído de: eldiariomontanes.es