Bomberos, comerciales de El Corté Inglés, mecánicos, camioneros... Los
voluntarios de la Cruz Roja en Castro Urdiales compatibilizan cada día
sus profesiones con la «gratificante» labor de velar por la seguridad y
el bienestar del resto de vecinos del municipio. Desde hace casi un
mes, quince de ellos dedican buena parte de su tiempo libre a ayudar a
los demás. Divididos en cinco grupos de tres personas, vigilan todos
los fines de semana la costa castreña, desde la pedanía de Ontón hasta
Oriñón, supervisados por el centro local de Salvamento Marítimo de
Santurtzi.
Siempre atentos a cualquier incidencia, también aprovechan estas
guardias de 48 horas para practicar rescates e identificar y explorar
las zonas más peligrosas del litoral. Lo hacen a bordo de una
embarcación semirrígida. Y ponen toda su «ilusión y sacrificio» con el
objetivo de estar preparados para cualquier emergencia.
Cuando sólo tenía 12 años, José Ramón Úrculo vio cómo una señora
que paseaba por el puerto sufría un percance. La llegada de una
ambulancia de la Cruz Roja para socorrerla le impresionó. Justo en ese
preciso instante tomó una decisión: él también quería ser voluntario.
Tras 15 años de servicio desinteresado, este auxiliar de enfermería se
ha convertido en uno de los patrones titulados que, junto a dos
socorristas, pone en marcha el dispositivo de vigilancia los viernes, a
las 19.00 horas. Y continúan en el mar, hasta el domingo a las 21.00.
Sus compañeros fijos son el bombero Ignacio García y Eduardo Isla,
chapista, que también es patrón, pero ejerce de socorrista.
Esta iniciativa nació hace un mes con vocación de ampliarse a todos
los días de año. Sin embargo, asumen que haría falta «mucha más gente»
para desarrollar una cobertura tan completa. Por eso, la asamblea local
de la Cruz Roja de Castro invierte tiempo y recursos en formar a nuevos
voluntarios a través de distintos cursillos, como el de socorrismo
acuático, que arrancará el próximo 8 de marzo.
Pero, ¿quién velaba por la seguridad en la costa antes de que estos
ciudadanos de a pie se comprometieran a hacer guardias? ¿Y quién lo
hace entre semana? Hasta el mes pasado eran las bases de Cruz Roja del
Mar de Laredo y Arriluce (Getxo). Desde ahí se atendían los emergencias
los fines de semana. Estos dos puestos, de hecho, aún mantienen la
vigilancia de la zona de Castro Urdiales, de lunes a viernes, ya que
están operativos en todo momento.
Costa «complicada»
Si no surge ninguna emergencia, el equipo dedica los sábados a
«hacer prácticas de navegación y de rescates en costa y acantilados».
Calculan distancias, identifican referencias y marcan en el GPS las
zonas más peligrosas, que en su mayoría se concentran «en Islares». En
cualquier caso, reconocen que la costa castreña siempre ha sido
«complicada». Y es que un elevado número de embarcaciones de recreo se
suma a la gran cantidad de pesqueros que faena con asiduidad en estas
aguas.
En cuanto a los rescates simulados, la tripulación -siempre
compuesta por un patrón y dos socorristas- escoge a uno de sus miembros
para que se tire al agua y haga de víctima. El resto le inmoviliza, le
coloca el collarín, le sube a la embarcación y decide la mejor
estrategia para 'salvarle la vida'. Durante este primer mes, por
fortuna, no han tenido que pasar a los hechos: no ha habido ninguna
incidencia relevante.
Las tareas de Cruz Roja son muy variadas. Lo mismo se remolca un
barco que se da cobertura a competiciones deportivas. Retira maderos
del agua y también rescata a bañistas y pescadores en apuros. Úrculo,
precisamente, señala que ahora comienza una época en la que hay que
extremar la atención. Ahí están los trágicos datos: el año pasado,
entre marzo y julio, dos vizcaínos fallecieron mientras pescaban y un
tercero resultó herido tras caer por una sima de 30 metros en Ontón.
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Extraído de: elcorreodigital.com