sábado. 20.04.2024

Voluntarios de Cruz Roja del Mar de Castro Urdiales velan de forma altruista desde hace un año por la seguridad de los visitantes y vecinos del municipio, muchos de ellos procedentes de Vizcaya. Sin cobrar nada a cambio y compaginando su desinteresada labor con sus respectivas profesiones. Su firme compromiso por asegurar el bienestar de los demás les impulsa a seguir formándose y a buscar por su cuenta la manera de mejorar sus equipos de salvamento. Divididos en cinco grupos de tres personas, vigilan la costa castreña todos los fines de semana y festivos, desde la pedanía de Ontón hasta Oriñón, supervisados por el centro local de Salvamento Marítimo de Santurtzi.

Sin embargo, el colectivo, que durante el pasado verano se hizo cargo también de la seguridad en las playas, ha palpado durante estos últimos meses «la necesidad real y urgente» de extender este servicio «a todos los días del año durante las 24 horas». De hecho, este tramo del litoral cántabro se caracteriza por su gran complejidad. Son abundantes los casos de pescadores heridos o fallecidos al caer al mar y también los de surfistas arrastrados por las fuertes corrientes de Oriñón. Y es que el atractivo del entorno hace que a menudo se concentren en la zona numerosas embarcaciones de recreo y deportistas, además de los habituales pesqueros.

Sólo el año pasado, los voluntarios de Cruz Roja rescataron a 17 personas que habían sido dadas por desaparecidas, prestaron 24 servicios de carácter preventivo, y remolcaron y recogieron 19 objetos. Asimismo, asistieron a siete cursos para voluntarios de mar y realizaron 33 ciclos de prácticas y maniobras.

Máxima cobertura

Pese a que el objetivo es ampliar al máximo su cobertura asistencial -y hacerlo lo antes posible-, Cruz Roja tiene aún varios obstáculos que sortear. En primer lugar, necesita más voluntarios. En la actualidad son 16, pero para prestar una asistencia tan completa harían falta «al menos 25 personas», apunta Joserra Úrculo, uno de los patrones titulados de la entidad. Otro escollo es el dinero. «Necesitaríamos ayudas para poder contratar personal, ya que mantener el servicio sólo con voluntarios, que además tienen otros trabajos, generaría problemas de disponibilidad», explica.

Asimismo, la organización dispone de dos embarcaciones, una semirrígida de 120 cv y otra neumática de 30. La primera está pensada para rescates en los que haya que afrontar condiciones climatológicas adversas. La segunda, para actuar «en playas, embalses y ríos». El problema es que el bote semirrígido ya tiene 15 años. Por eso, reclaman «algún donativo por parte de las autoridades para, al menos, colocar unos globos nuevos en la embarcación y poder seguir ejerciendo nuestra labor como hemos hecho hasta ahora». En cualquier caso, también ven necesario adquirir una tercera lancha.

De momento y hasta que consigan la ayuda institucional, la vigilancia de la costa castreña entre semana seguirá corriendo a cargo de las bases de Cruz Roja del Mar de Laredo y Arriluce (Getxo).

Extraído de: elcorreodigital.com

Voluntarios de Cruz Roja se plantean vigilar la costa de Castro todos los días