En los últimos años el número de perros ha crecido de forma importante en la localidad y si bien ya estamos acostumbrados a continúas quejas de los vecinos sobre suciedades en las aceras debido a dueños irresponsables, se observa ahora otro problema que va en aumento: cada vez más dueños olvidan la correa.
La legislación es clara al respecto, ya que en el artículo 31 de la ODENANZA MUNICIPAL SOBRE TENENCIA DE PERROS Y ANIMALES DOMÉSTICOS se indica lo siguiente:
En las vías públicas, los perros irán acompañados y conducidos mediante correa o cadena y collar con la medalla de control sanitario y llevarán bozal cuando la peligrosidad del animal o las circunstancias sanitarias así lo aconsejen.
Los conductores de perros pondrán especial cuidado en que éstos no molesten a niños y adultos, así como en que dichos animales no accedan a los espacios ajardinados protegidos.
Esta regulación se hace todavía más restrictiva en el caso de animales cosiderados como de razas peligrosas:
La presencia y circulación en espacios públicos, que se reducirá exclusivamente a los perros, deberá ser siempre vigilada y controlada por el titular de la licencia sobre los mismos, con el cumplimiento de las normas siguientes:
- Los animales deberán estar en todo momento provistos de su correspondiente identificación.
- Será obligatoria la utilización de correa o cadena de menos de dos metros de longitud, así como un bozal homologado y adecuado para su raza.
- En ningún caso podrán ser conducidos por menores de edad.
- Se deberá evitar que los animales se aproximen a las personas a distancia inferior a un metro, salvo consentimiento expreso de aquéllos, y en todo caso, a los menores de dieciocho años si éstos no van acompañados de una persona adulta.
- Se evitará cualquier incitación a los animales para arremeter contra las personas u otros animales.
- Se prohibe la presencia y circulación de estos animales en parques y jardines públicos, así como en las inmediaciones de centros escolares, guarderías infantiles, mercados, centros recreativos o deportivos y en general en las zonas públicas caracterizadas por un tránsito intenso de personas, entre las 7 y las 22 horas.
Sin embargo y a pesar de estas normativas, cada vez son más los animales que andan sueltos, especialmente por parques como el de cotolino, donde los vecinos piden "más control policial" para hacer cumplir la legalidad vigente.