Castro Urdiales vivió ayer una mañana muy atípica. Muchos de sus
vecinos se 'desayunaron´ con la noticia del atentado, que no pocos
automovilistas conocieron a través de la radio precisamente cuando
circulaban por la autovía A-8, infestada de guardias civiles en los
arcenes.
Aquí, en la villa, los vecinos habían estado comentando un día antes el
atentado cometido por ETA en la sede falangista en Santoña: «Se están
acercando», decían los más pesimistas. Nada hacia presagiar en los
corrillos que, un día después, ayer, otro artefacto explosionaría en la
pedanía de Ontón, hasta donde se acercaron varias autoridades y
numerosos medios de comunicación.
Y esta nueva acción terrorista
fue muy comentada en Castro Urdiales, una villa ayer dividida entre
quienes restaban importancia a lo que había sucedido y se lo tomaban
con calma seguros de que «la situación está controlada» y quienes no lo
tenían claro: «¿Qué miedo!. Nunca creí que ésto fuera a pasar aquí»,
tan cerca de Castro Urdiales, donde el último atentado se produjo hace
20 años.
A las once de la mañana, Ontón se vaciaba de
periodistas, políticos y efectivos de la Guardia Civil, la Policía
Local y los bomberos, devolviendo a la pedanía castreña a la calma
aparente, aunque lo ocurrido horas
antes fue el centro de toda
conversación entre los vecinos, para quienes la actuación de las
Fuerzas de Seguridad fue «brillante y rápida» y generó una sensación de
seguridad entre los habitantes de la zona más oriental de Cantabria.
Con los alrededores colapsados por el tráfico, la villa libraba otra batalla dentro de su propio casco urbano.
Extraído de: eldiariomontanes.es