sábado. 27.07.2024

Entre las miles de personas que ayer respondieron a la llamada de EL CORREO había gente de todo tipo: montañeros, excursionistas, jubilados, turistas, grupos de amigos y, sobre todo, cientos de familias que no dudaron en desafiar al mal tiempo para participar en la primera 'Martxa popular a Artxanda', organizada por este diario con motivo de su centenario. Casi 4.500 personas prefirieron dejar el calor de sus camas para ascender hasta uno de los 'pulmones' de Bilbao; uno de los balcones de la villa que ayer, pese a los nubarrones y los chubascos pasajeros, ofreció a sus visitantes unas privilegiadas vistas de la capital.


Media hora antes de que comenzase la subida, El Arenal ya estaba copado por cientos de excursionistas. En primera fila se encontraban los integrantes del club mendizale Goikomendi, perfectamente equipados con botas, bastones, chubasqueros y chaquetas de Goretex. Este grupo de amigos de Muskiz y Alonsotegi lleva años acudiendo casi todos los domingos al monte. Acumulan a sus espaldas casi 200 picos ascendidos. Por eso no dudaron en inscribirse en cuanto conocieron que se iba a celebrar la subida a Artxanda. «A veces recorres 100 kilómetros para subir una montaña y no nos damos cuenta de los sitios tan bonitos que tenemos por aquí. Esta marcha, además, te da la oportunidad de conocer zonas de Bilbao por las que no pasas habitualmente», explicó José Carlos.

A pocos metros de allí, Dolores y Mentxu acudieron desde el barrio de Rekalde con sus parejas y sus hijos para participar en la caminata. Se animaron, sobre todo, porque esta marcha les da la oportunidad de pasar un día en la naturaleza con sus pequeños sin necesidad de realizar grandes esfuerzos. «A nosotros lo que nos gusta del monte son las 'jamadas' y los bocatas», reconocían. De hecho, una de las principales características del recorrido -de 7 kilómetros- es que invita a participar a personas de todas las edades y condiciones físicas. Esta misma particularidad fue la que también animó a acudir a Jon, Julia, María, Mikel, Nuria, Sara y Ane. Estos niños son compañeros de segundo de primaria en Salesianos. Sus padres se conocen por los pequeños y ayer acudieron a la subida para que pasasen juntos una mañana agradable. «Están encantados. Además, mira qué sitio: es el primero al que hay que traer a alguien que no conoce Bilbao», apuntaba uno de los padres.

Álvaro y su hijo Pablo también acudieron con varios amigos a Artxanda. Este vecino de San Ignacio estaba «encantado» con la marcha porque sirve para «fomentar el deporte» entre los ciudadanos y, sobre todo, entre los más jóvenes. Aunque, en su caso, tampoco tuvo que hacer muchos esfuerzos para convencer a Pablo de que había que participar en la marcha. «A las ocho de mañana ya estaba preparado con la mochila para salir por la puerta», desveló.

«No estamos cansados»


No solo habían familias con niños en Artxanda. Enrique y Begoña, de 77 y 73 años, se acercaron desde Amurrio para disfrutar de un día en el monte bilbaíno. «La montaña es salud. Y nos parece estupendo que se organicen actividades como esta», subrayaron nada más alcanzar el punto más alto de la ruta. A pocos metros de allí, Begoña y Javier, de 50 y 56 años, jadeaban tratando de superar el último repecho. «No estamos cansados, es que sudas por el chubasquero», explicaba esta pareja de Santutxu.

También había grupos que aprovecharon la cita para promocionarse. Es el caso de la asociación vasco-irlandesa, creada en 1993 por varios hombres que se instalaron en Bilbao atraídos por sus mujeres. Ayer, subían a Artxanda con banderas y camisetas de Irlanda. «Pretendemos integrar la asociación más en la sociedad», apuntó David.



Paulino, José Luis y Enrique también completaron el recorrido con una bandera. En su caso, se trataba de una enseña de Castro completada «con el emblema de la familia Laza». «Hacemos muchas rutas populares y siempre la llevamos a todas partes porque nos ayuda a reagruparnos cuando hay mucha gente. Esta nos ha gustado mucho. El año que viene volvemos seguro», explicaron.

Montañeros, grupos de amigos y, sobre todo, cientos de familias disfrutaron de la...