viernes. 26.04.2024

Desde Castro se tiene la sensación generalizada de que su situación real es totalmente desconocida en algunos ámbitos del resto de Cantabria. Porque por más que se aportan datos, éstos no acaban de llegar a quienes debieran llegar. Castro Urdiales, con sus más de treinta mil habitantes censados, es la tercera población de Cantabria. Aunque la posición baile periódicamente con respecto a Camargo, que también tiene una población empadronada similar, la diferencia estriba en que la ciudad de Camargo está situada junto a Santander y forma parte de su conurbación, con lo que se beneficia de los servicios e infraestructuras de la capital cántabra. Castro no.

En ese sentido, nuestra ciudad está más aislada y dependiendo de los servicios administrativos y sanitarios de una entidad de población menor que ella, como es la vecina villa de Laredo, y por ello además Castro está necesariamente volcada también en muchos de los servicios ofertados por la vecina provincia de Vizcaya (sanitarios, educativos, laborales, de ocio, comerciales, etc.). Pero otra diferencia respecto a Camargo, e importante dato que no se quiere conocer, por lo visto, desde las instancias correspondientes, es que Castro Urdiales tiene una población real de unos 60.000 habitantes. Es decir, entre la ciudad y su municipio viven el doble de la población realmente empadronada.

Según estas cifras, Castro es la segunda población de hecho de Cantabria muy por encima de Torrelavega. Pero es más: Castro es una ciudad emergente y de gran vitalidad pero a su vez totalmente lastrada y frenada en su desarrollo, porque en ella no se invierte en las infraestructuras necesarias para atender a una población de ese tamaño. Por más que desde la sociedad civil castreña y las instancias políticas y gubernativas municipales se lleven años reclamando, la situación no cambia.

¿Proyectos demandados? Todos, pero hay dos que son urgentes y principales: un hospital comarcal en Castro, y la conexión ferroviaria con Vizcaya para unirse a la red de metro del Gran Bilbao, (¿se conoce realmente el dato, desde el Gobierno de Cantabria, que a diario varios miles de castreños se desplazan a Vizcaya a sus trabajos, escuelas, universidad, etc?).

Castro puede y debe ser la gran ciudad de Cantabria en su zona oriental. Y por ello, la puerta de entrada en Cantabria por el Este debiera ser una imagen modélica de las prestaciones y capacidades de la región. Y créame, estimado lector, hoy en día es la imagen de todo lo contrario.

La solución es dotar a Castro Urdiales de la capitalidad de su propia comarca e invertir en consecuencia. Porque un Castro que ofreciese las infraestructuras acordes a su población podría fácilmente crecer, a corto-medio plazo, hasta los 80.000 habitantes.

Y una urbe de esta entidad en el oriente de Cantabria, con la capacidad de atracción de población y de empresas que tiene Castro Urdiales por su privilegiada situación, cuánto podría aportar al conjunto de Cantabria.

Lo cierto es que por política, por desconocimiento, por miedo, o por desinterés, a Castro se le mantiene desde las instancias regionales hibernado en materia de inversiones. Y eso la población castreña lo ha detectado. Porque tanto desdén hacia nuestras necesidades, tanta discriminación respecto a otras poblaciones de la región, nos quita aquí argumentos a los pro cántabros, que somos la inmensa mayoría de la población castreña pero que no somos el único sentimiento de la ciudad.

Para finalizar, quiero trasladar a los ciudadanos cántabros una sentida invitación para que se acerquen por este rincón oriental de Cantabria a visitarnos y a conocernos aún más, pero sobre todo trasladar a las autoridades regionales la necesidad urgente de que tengan en cuenta de una vez por todas a la tercera-segunda población de la Comunidad. Por el interés de Castro, pero sin duda también por el interés de Cantabria. «A la ciudad se la mantiene desde las instancias regionales hibernada en materia de inversiones»

Extraido de: eldiariomontanes.es

JAVIER MUÑOZ ARRIOLA / Castro y Cantabria