1 de octubre de 2010, 8:00

El funcionamiento es muy simple. El médico de familia da a su paciente un volante de remisión con el informe que deberá completar el óptico. El usuario elige a qué centro acudir. Si es necesario que sea explorado por un oftalmólogo, el óptico lo reflejará en el informe que remitirá de nuevo al sistema sanitario. Con este proceso se descarga mucho al servicio y se da una prestación de mayor calidad.
En contrapartida, los ópticos reciben una subvención para un programa de formación continuada, a través del cual se quiere homogeneizar el proceso con todos los actores (médicos de familia, pediatras, especialistas y ópticos) para mejorar y ampliar las prestaciones.