Por decisión del obispo de la Diócesis de Santander, el párroco de Castro Urdiales, José Manuel Ortiz del Solar, pasará a desempeñar el mismo cargo, en la iglesia de Nuestra Señora de la Visitación en Santander, a partir del próximo 21 de septiembre de 2008. Se cumplirían 16 años de su llegada a Castro el próximo 22 de noviembre, aunque su designación para desempeñar este cargo hacía más tiempo que había ocurrido.
PREGUNTA.- Cuando tomó posesión de su cargo en Castro ¿encontró lo que esperaba?
RESPUESTA.- No. Al verlo me dio la impresión de que estaba en una parroquia de misión. Me encontré muy desconcertado; los dos primeros años fueron muy duros y solamente me mantuvo la fe y el servicio a la Iglesia, pero nada más.
P.- ¿En su fuero interno considera que ha cumplido con su misión?
R.- En esta etapa yo creo que sí. He trabajado con toda honradez, creo que he sido fiel a la vida de la Iglesia, así como a toda la pastoral diocesana. He trabajado todo lo que he podido, aunque siempre uno no trabaja a tope, pero me refiero a que ha sido una misión grande y así como fueron duros los dos primeros años, estoy muy contento de que, por lo menos el pueblo de Castro, valore de una manera muy positiva a los sacerdotes, algo que antes no lo valoraba.
P.- ¿Cómo ha reaccionado el pueblo de Castro Urdiales bajo su dirección espiritual?
R.- Al principio, debido a que la gente tenía heridas muy grandes debidas a las experiencias que había pasado, porque no es bueno que por una parroquia hayan pasado en tan poco tiempo tantos sacerdotes que duraban un año o poco más, lo que producía en la gente un enorme desconcierto. Yo lo he vivido porque cuando llegué la gente me decía «otro que durará un año y si no se porta bien lo tiramos a la bahía». Pero bueno, poco a poco orientando a la gente, ha ido abriéndose a la iglesia, al mismo tiempo que he descubierto que esta gente tiene sus valores; puede ser de momento muy impulsiva, pero te das a ella, abre el corazón, quiere, te valora, es respetuosa y yo marcho contento porque nunca me ha faltado al respeto, siempre me ha ayudado, ha colaborado en lo que ha podido, es gente sencilla y buena y, además, tiene una fe religiosa profunda, algo muy importante, valora mucho la Iglesia y es seria.
P.- Dentro de esos valores de los castreños, ¿cuáles destacaría?
R.- Un punto muy importante, que es serio en una parroquia, es que los castreños son gente muy solidaria, muy amante de los pobres y esa es una faceta muy importante en la vida de una comunidad cristiana que entiende a Dios como el reflejo profundo en los hermanos. De las colectas parroquiales la más importante es la de la caridad que, precisamente, la celebramos los días 14 y 15 de agosto todos los años, coincidiendo con la víspera y fiesta de la Virgen de la Asunción bajo cuya advocación está la iglesia de Santa María, nuestra parroquia.
Una ‘espina clavada’ por la restauración de la iglesia
P.- ¿Se marcha con la espina clavada de no ver el inicio de la restauración de la iglesia parroquial?
R.- Sí. Pero también por otras cosas que yo tenía que hacer en poco tiempo y que no se han llevado a cabo por problemas de los que trabajan en la construcción; entre ellas hacer el museo parroquial en la casa del antiguo sacristán, pero dejo la puerta abierta, algunas obras en la iglesia del Sagrado Corazón y en la casa parroquial que espero dejarlas terminadas para cuando lleguen los nuevos sacerdotes, sin olvidar la limpieza del tejado de la iglesia de Santa María.
P.- ¿Cómo deja la parroquia en el más amplio sentido de la palabra?
R.- Queda perfectamente organizada, todo al día, se han pagado todas las deudas, se han levantado todas las hipotecas que tenía, también los libros parroquiales están al día, algo muy importante. La administración económica se encuentra con superávit.
P.- ¿Se atrevería, desde su experiencia, a dar algún consejo a sus sustitutos?
R.- Siempre desde mi experiencia, humildemente, les aconsejaría, que es una cosa muy personal, que sean para todos y no se dejen atraer por ningún grupo.
Extraído de: elalerta.com