martes. 28.11.2023

«Ya me estaba tocando mucho las narices». El fiscal pide 16 años de internamiento en un centro psiquiátrico para un joven peón que mató de doce puñaladas a un compañero con el que trabajaba en una obra en Santoña a raíz de una discusión por una manguera. El procesado, José H.S., originario de Sestao, pero afincado en Castro Urdiales, aseguró haber cometido el crimen, el 23 de enero de 2007, porque la víctima formaba parte de un «complot» contra él. El juicio se inició ayer en la Audiencia de Cantabria. Según los psiquiatras, José H.S., sufre una esquizofrenia paranoide y delirios como ser objeto de persecución policial. El procesado declaró al tribunal que no se llevaba bien con su compañero porque le chillaba y no le facilitaba el material necesario para trabajar. Insistió en que le hacía «la vida imposible», de modo que «o me quitaba la vida él a mí o yo se la quitaba a él».


Según su versión, el día de autos ambos discutieron porque el fallecido se negó de «malas maneras» a darle una manguera que le había pedido. Tras apuñalarle, huyó en su vehículo hasta sufrir un accidente. Acto seguido robó otro automóvil y se dirigió a Sestao, donde se presentó en una comisaría de la Ertzaintza, ya que, de acuerdo con su testimonio, desde el principio tuvo la idea de entregarse.

Ensañamiento

En sus conclusiones iniciales, el fiscal y la acusación particular calificaron los hechos de asesinato y pidieron para el acusado 16 y 22 años de internamiento, respectivamente. En el segundo caso, por considerar que hubo ensañamiento. La defensa, sin embargo, sostuvo que el crimen fue un homicidio y pidió que se aplique la eximente completa por alteración psíquica o, alternativamente, que la hospitalización no se prolongue más de cinco años.

A pesar de que los forenses contaron una docena de puñaladas, José H.S. aseguró recordar sólo cuatro y ninguna por la espalda. «Eso lo tengo claro», recalcó. El enfrentamiento se inició cuando el procesado necesitaba agua para hacer la masa con la que montaba tabiques. La víctima, que era gruísta y estaba reparando un vehículo con un destornillador, tenía que subirle la manguera, pero, al parecer, se negó, una reacción que también había mostrado la víspera. El acusado sacó de su chaleco un cuchillo de 18 centímetros de hoja y atacó a su compañero al grito de: «¡Muere, muere!».

Extraído de: elcorreodigital.com

Arranca el juicio contra un joven afincado en Castro que mató a un compañero en