El País Vasco, el resto de la cornisa cantábrica, Galicia y el oeste de Francia se preparan para hacer frente a partir de mañana a los efectos de una profunda borrasca, una ciclogénesis explosiva que está a punto de gestarse frente a Madeira. El fenómeno provocará vientos de componente sur de más de 150 kilómetros por hora y una vez se adentre en aguas del Golfo de Vizcaya desencadenará una mar de fondo con olas de más de diez metros. Los momentos más críticos se registrarán entre la tarde-noche de mañana y el domingo por la mañana.
Los pronósticos han llevado al Gobierno Vasco a decretar la alerta roja, el máximo nivel que puede establecerse y que implica un claro riesgo para la población, con la posibilidad incluso de que puedan producirse elevados daños materiales.
El Departamento vasco de Interior ha adoptado ya las primeras medidas de coordinación y refuerzo de los servicios de emergencia y en las próximas horas activará el Plan de Protección Civil de Euskadi para afrontar con todos los recursos disponibles este episodio. Asimismo, los ayuntamientos, los servicios de protección civil y empresas de servicio público están siendo informados a través del centro de coordinación SOS-Deiak para que activen sus protocolos ante este tipo de emergencias.
Las agencias meteorológicas Aemet y Euskalmet coinciden en señalar que la comunidad autónoma se encuentra dentro de la trayectoria que seguirá la ciclogénesis explosiva.
Las previsiones indican que la depresión se formará esta misma noche, sobre las 24 horas, en aguas que circundan la isla de Madeira. Una vez se geste, el fenómeno se desplazará desde el suroeste de la Península Ibérica hasta el noroeste de Francia y alcanzará un mínimo de presión de 970 milibares a la altura de Galicia.
Fuentes del Gobierno Vasco señalaron que el fenómeno provocará durante la tarde de mañana y madrugada del domingo vientos de componente sur fuertes, con rachas muy fuertes. El periodo crítico se centra entre las tres de la tarde del sábado y la mañana del domingo.
Fuerte oleaje
En zonas de montaña se pueden producir rachas superiores a los 150 kilómetros por hora, en tanto que en el resto del territorio, especialmente en la Llanada alavesa y el oeste de Vizcaya, pueden superarse los 120.
Los pronósticos indican que en cuanto la depresión alcance las aguas del Golfo de Vizcaya desencadenará un temporal marítimo que, a su vez, provocará grandes olas de fondo en la costa vasca.
Las agencias de meteorología destacan que, dada la peculiaridad de este tipo de fenómenos, existe la posibilidad de que se pueda producir un cambio de dirección en su trayectoria. «Las ciclogénesis explosivas tienen una enorme energía y la velocidad de desplazamiento es mucho mayor. Por ello, es preciso efectuar un estrecho seguimiento. Lo que sucede es que los modelos meteorológicos toman datos en altura cada doce horas y, claro, un episodio de estas características, puede recorrer en ese tiempo desde San Vicente, en Cádiz, hasta Asturias. En consecuencia, puede ocurrir que durante este periodo haya cambiado de dirección. Por tanto, esta toma de datos cada doce horas hace que haya un error nada despreciable en cuanto a la trayectoria de la ciclogénesis. Por ello, es recomendable permanecer al tanto de la evolución», afirma Margarita Martín, directora de Aemet en Euskadi. Para efectuar un seguimiento de la ciclogénesis explosiva, hoy se formará ya una Mesa de Crisis en la que estarán representados el Gobierno Vasco, las diputaciones forales, algunos ayuntamientos y la Delegación del Gobierno central. Además, desde ese órgano de coordinación se mantendrá contacto con el resto de ayuntamientos y las empresas de servicios públicos esenciales.
Ante la alerta, las autoridades han pedido a la ciudadanía que cierre y asegure puertas, ventanas y toldos; retirar macetas y todos aquellos objetos que puedan caer a la calle y asegurar andamiajes, grúas y otros elementos de obras. Asimismo, recomienda alejarse de las cornisas, muros, árboles o vallas publicitarias y tomar precauciones delante de edificios en construcción.
Ayer, debido al viento, el aeropuerto de Loiu se vio obligado a cancelar un total de seis vuelos y a desviar otros cuatro al aeropuerto de Vitoria.