Aunque la inflación está bajando, los precios siguen por las nubes, tu sueldo es el mismo de siempre y tus pagos mensuales parecen no tener fin en tu vida. Con este panorama, endeudarse está a la orden día, pero cuidado, hay que hacerlo con sentido común y prudencia.
En la actualidad, existen herramientas financieras como los préstamos rápidos sin intereses que pueden sacarte de apuros en momentos puntuales si la cantidad que necesitas es pequeña (por lo general, hasta 300 euros). Si necesitas más dinero y aparecen los intereses hay aspectos que debes tener en cuenta.
Hacer un buen uso del crédito (ya sea rápido, personal, hipotecario…) necesita que sea capaz de pensar de manera estratégica y responsable para no arriesgar tu estabilidad financiera. Saber utilizar un préstamo marcará la diferencia y te permitirá alcanzar tus objetivos sin sufrir.
Hacer un buen uso del crédito
Debes considerar un crédito de cualquier índole como una herramienta que te ayudará a prosperar económicamente y no como algo que comprometa tu futuro. Para no pensar a corto plazo y tener claro este planteamiento, es necesario que tengas en consideración los siguientes puntos:
1. Piensa si de verdad lo necesitas
Aunque parece una evidencia, hay quien se lanza al mundo crediticio sin necesitarlo. Antes de pedir uno, valora tu necesidad. Los créditos son una solución perfecta para generar valor a lo largo del tiempo, por ejemplo, para comprar una casa, un coche, para pagar gastos educativos o para hacer crecer un negocio.
A menos que tengas un claro plan de devolución, que en ese caso ¡adelante!, evítalo en compras compulsivas o para darte lujos innecesarios que en realidad no puedes permitirte. Si antes has hecho números y has visto con nitidez que puedes devolverlo en el plazo establecido, también están bien para financiar el ocio.
2. Analiza tu capacidad de pago
Es muy habitual no tener en cuenta este aspecto cuando se está considerando pedir un préstamo. Una regla bastante útil es asumir que las deudas de una persona no pueden ser más altas que el 30-40% de sus ingresos al mes. Aquí se incluyen todas las obligaciones que se tengan, así como otros créditos o tarjetas de crédito.
3. Elige bien
En la actualidad, hay muchas opciones entre las que elegir un préstamo, sobre todo desde que aparecieron las Fintech, empresas tecnológicas dedicadas a los servicios y productos financieros. Cada uno tiene sus particularidades y es importante que decidas cuál es el mejor para ti.
Para ello, compara las opciones disponibles y cerciórate de dar con las mejores tasas de interés y con las condiciones más flexibles. Ten en cuenta siempre la TAE (tasa anual equivalente) porque solo así comprenderás le precio real del crédito con sus comisiones e intereses.
Por último, aprovéchate de las promociones y de los préstamos sin intereses que ofrecen interesantes cuotas (eso sí, lee todo antes). Ejemplo de esto es el primer crédito en Avinto, una Fintech que ofrece 300 € sin intereses ni comisiones a devolver en 30 días con la posibilidad de ir haciendo extensiones.
4. Sé responsable con la devolución
Si se pide un crédito, hay que devolverlo. Y, además, hay que hacerlo en los plazos establecidos. En caso contrario, se acumularían comisiones y penalizaciones por demora que nunca convienen. Lo único que consiguen es que la cantidad ascienda y que incurras en mora.
La morosidad perjudica el historial crediticio de cualquier persona hasta el punto de comprometer la más simple compra financiada. Por esa razón, debes evitar ser parte de los ficheros de solvencia patrimonial y de crédito (ASNEF o EQUIFAX entre otros) pagando a tiempo.
5. Considera el crédito como una herramienta
Un crédito no es una ampliación de tus ingresos, así que no lo veas así. Es una herramienta destinada a optimizar tu economía y conseguir unos objetivos que sin él no podrías llevar a cabo. Considerarlo parte de tu sueldo hará que pierdas el sentido de su realidad.
Ventajas de pedir un crédito
Pedir un préstamo de manera responsable, puntual y estratégica es el aliado perfecto de cualquiera que lo necesite. Entre sus beneficios destacan:
- Te permite comprar bienes necesarios. Un coche o una casa son imposibles, para la gran mayoría, sin una financiación.
- Puntuación crediticia. Si eres buen pagador, tu puntuación de crédito sube y eso facilita acciones futuras de financiación.
- Te da holgura económica. Una buena gestión que evite el endeudamiento permite sacar partido de los distintos productos financieros existentes.
En resumen, los créditos, ya sean rápidos o no, son la respuesta a una necesidad financiera. Resultan eficientes para la mayoría, pero solo son un buen compañero si la capacidad de devolución es realista para no entrar en una espiral de deuda que no trae nada bueno. Su buen uso mejora la estabilidad y abre una ventana a los objetivos personales.